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Juan 13:5 - Biblia Reina Valera 1909

5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó á lavar los pies de los discípulos, y á limpiarlos con la toalla con que estaba ceñido.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 y echó agua en un recipiente. Luego comenzó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Echó agua en un recipiente y se puso a lavar los pies de los discípulos, y luego se los secaba con la toalla que se había atado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 luego echó° agua en el lebrillo° y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Luego echó agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla con que se había ceñido.

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Juan 13:5
30 Tagairtí Cros  

Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol,


Y dijo: Ahora, pues, mis señores, os ruego que vengáis á casa de vuestro siervo y os hospedéis, y lavaréis vuestros pies: y por la mañana os levantaréis, y seguiréis vuestro camino. Y ellos respondieron: No, que en la plaza nos quedaremos esta noche.


Y metió aquel varón á aquellos hombres en casa de José: y dióles agua, y lavaron sus pies: y dió de comer á sus asnos.


Mas Josaphat dijo: ¿No hay aquí profeta de Jehová, para que consultemos á Jehová por él? Y uno de los siervos del rey de Israel respondió y dijo: Aquí está Eliseo hijo de Saphat, que daba agua á manos á Elías.


Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.


Y harás llegar á Aarón y á sus hijos á la puerta del tabernáculo del testimonio, y los lavarás con agua.


Lavad, limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de ante mis ojos; dejad de hacer lo malo:


Y esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.


Y el que se purifica lavará sus vestidos, y raerá todos sus pelos, y se ha de lavar con agua, y será limpio: y después entrará en el real, y morará fuera de su tienda siete días.


EN aquel tiempo habrá manantial abierto para la casa de David y para los moradores de Jerusalem, para el pecado y la inmundicia.


Y estando detrás á sus pies, comenzó llorando á regar con lágrimas sus pies, y los limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus pies, y los ungía con el ungüento.


Y vuelto á la mujer, dijo á Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu casa, no diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha limpiado con los cabellos.


Dícele Jesús: El que está lavado, no necesita sino que lave los pies, mas está todo limpio: y vosotros limpios estáis, aunque no todos.


Entonces vino á Simón Pedro; y Pedro le dice: ¿Señor, tú me lavas los pies?


Dícele Pedro: No me lavarás los pies jamás. Respondióle Jesús: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo.


Empero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y luego salió sangre y agua.


Ahora pues, ¿por qué te detienes? Levántate, y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.


Y esto erais algunos: mas ya sois lavados, mas ya sois santificados, mas ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.


Para santificarla limpiándola en el lavacro del agua por la palabra,


Que tenga testimonio en buenas obras; si crió hijos; si ha ejercitado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido á los afligidos; si ha seguido toda buena obra.


Lleguémonos con corazón verdadero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua limpia.


Mas si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión entre nosotros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.


Este es Jesucristo, que vino por agua y sangre: no por agua solamente, sino por agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio: porque el Espírtiu es la verdad.


Y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y príncipe de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre,


Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero.


Y metiéndolos en su casa, dió de comer á sus asnos; y ellos se lavaron los pies, y comieron y bebieron.


Y ella se levantó, é inclinó su rostro á tierra, diciendo: He aquí tu sierva, para que sea sierva que lave los pies de los siervos de mi señor.


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