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Juan 10:28 - Biblia Reina Valera 1909

28 Y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano.

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Biblia Reina Valera 1960

28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

28 Les doy vida eterna, y nunca perecerán. Nadie puede quitármelas,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

28 y yo les doy vida eterna. Nunca perecerán y nadie las arrebatará jamás de mi mano.

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La Biblia Textual 3a Edicion

28 y Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

28 Yo les doy vida eterna y nunca jamás perecerán, ni nadie las arrebatará de mis manos.

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Juan 10:28
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No obstante, proseguirá el justo su camino, Y el limpio de manos aumentará la fuerza.


En tu mano encomiendo mi espíritu: Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.


Porque Jehová ama la rectitud, Y no desampara sus santos: Para siempre serán guardados; Mas la simiente de los impíos será extirpada.


Porque siete veces cae el justo, y se torna á levantar; Mas los impíos caerán en el mal.


Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto.


Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; guardaréla de noche y de día, porque nadie la visite.


Israel es salvo en Jehová con salud eterna; no os avergonzaréis, ni os afrentaréis, por todos los siglos.


Toda herramienta que fuere fabricada contra ti, no prosperará; y tú condenarás toda lengua que se levantare contra ti en juicio. Esta es la heredad de los siervos de Jehová, y su justicia de por mí, dijo Jehová.


Inclinad vuestros oídos, y venid á mí; oid, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes á David.


Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se asombrarán, ni serán menoscabadas, dice Jehová.


Jehová se manifestó á mí ya mucho tiempo há, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto te soporté con misericordia.


Y no enseñará más ninguno á su prójimo, ni ninguno á su hermano, diciendo: Conoce á Jehová: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová: porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.


Y haré con ellos pacto eterno, que no tornaré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.


Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y darán señales y prodigios, para engañar, si se pudiese hacer, aun á los escogidos.


Entonces Jesús, clamando á gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, espiró.


Mi Padre que me las dió, mayor que todos es y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.


Dícele Jesús: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.


Aun un poquito, y el mundo no me verá más; empero vosotros me veréis; porque yo vivo, y vosotros también viviréis.


Como le has dado la potestad de toda carne, para que dé vida eterna á todos los que le diste.


Para que se cumpliese la palabra que había dicho: De los que me diste, ninguno de ellos perdí.


El que cree en el Hijo, tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.


Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para siempre no tendrá sed: mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.


De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá á condenación, mas pasó de muerte á vida.


Trabajad no por la comida que perece, mas por la comida que á vida eterna permanece, la cual el Hijo del hombre os dará: porque á éste señaló el Padre, que es Dios.


Todo lo que el Padre me da, vendrá á mí; y al que á mí viene, no le hecho fuera.


De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.


Y respondióle Simón Pedro: Señor, ¿á quién iremos? tú tienes palabras de vida eterna.


Y apedrearon á Esteban, invocando él y diciendo: Señor Jesús, recibe mi espíritu.


Porque, si por un delito reinó la muerte por uno, mucho más reinarán en vida por un Jesucristo los que reciben la abundancia de gracia, y del don de la justicia.


Por el cual también tenemos entrada por la fe á esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.


Para que, de la manera que el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna por Jesucristo Señor nuestro.


Luego mucho más ahora, justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.


Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.


AHORA pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme á la carne, mas conforme al espíritu.


Porque a los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes á la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos;


Aun amó los pueblos; Todos sus santos en tu mano: Ellos también se llegaron á tus pies: Recibieron de tus dichos.


Estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;


Mas nosotros debemos dar siempre gracias á Dios por vosotros, hermanos amados del Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salud, por la santificación del Espíritu y fe de la verdad:


Mas por esto fuí recibido á misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habían de creer en él para vida eterna.


Por lo cual asimismo padezco esto: mas no me avergüenzo; porque yo sé á quien he creído, y estoy cierto que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.


Por lo cual puede también salvar eternamente á los que por él se allegan á Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.


Para nosotros que somos guardados en la virtud de Dios por fe, para alcanzar la salud que está aparejada para ser manifestada en el postrimero tiempo.


(Porque la vida fué manifestada, y vimos, y testificamos, y os anunciamos aquella vida eterna, la cual estaba con el Padre, y nos ha aparecido;)


Salieron de nosotros, mas no eran de nosotros; porque si fueran de nosotros, hubieran cierto permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que todos no son de nosotros.


Y esta es la promesa, la cual él nos prometió, la vida eterna.


Y este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.


JUDAS, siervo de Jesucristo, y hermano de Jacobo, á los llamados, santificados en Dios Padre, y conservados en Jesucristo:


Conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo, para vida eterna.


A aquel, pues, que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros delante de su gloria irreprensibles, con grande alegría,


El guarda los pies de sus santos, Mas los impíos perecen en tinieblas; Porque nadie será fuerte por su fuerza.


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