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Joel 1:13 - Biblia Reina Valera 1909

13 Ceñíos y lamentad, sacerdotes; aullad, ministros del altar; venid, dormid en sacos, ministros de mi Dios: porque quitado es de la casa de vuestro Dios el presente y la libación.

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Biblia Reina Valera 1960

13 Ceñíos y lamentad, sacerdotes; gemid, ministros del altar; venid, dormid en cilicio, ministros de mi Dios; porque quitada es de la casa de vuestro Dios la ofrenda y la libación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Ustedes sacerdotes, ¡vístanse de tela áspera y lloren! ¡Giman, ustedes, los que sirven ante el altar! Vengan, pasen la noche vestidos de tela áspera, ustedes, ministros de mi Dios. Pues no hay grano ni vino para ofrecer en el templo de su Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Pónganse su cinturón, sacerdotes, y laméntense. Lloren, ministros del Señor. Vengan a pasar la noche cubiertos de saco, ministros de mi Dios. Ya no se ven ofrendas ni vino en la casa de su Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 ¡Vestíos de luto, sacerdotes! ¡Gemid, ministros del altar! ¡Pernoctad en saco,° ministros de mi Dios!° Porque la ofrenda y la libación Se ha quitado de la Casa de vuestro Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 ¡Ceñíos de saco y gemid, sacerdotes! ¡Lamentaos, ministros del altar! Venid, pasad la noche sobre esteras, ministros de mi Dios, porque faltan en la casa de vuestro Dios la oblación y la libación.

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Joel 1:13
27 Tagairtí Cros  

Entonces rogó David á Dios por el niño; y ayunó David, recogióse, y pasó la noche acostado en tierra.


Y acaeció cuando Achâb oyó estas palabras, que rasgó sus vestidos, y puso saco sobre su carne, y ayunó, y durmió en saco, y anduvo humillado.


Por tanto el Señor Jehová de los ejércitos llamó en este día á llanto y á endechas, a mesar y á vestir saco.


Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros del Dios nuestro seréis dichos: comeréis las riquezas de las gentes, y con su gloria seréis sublimes.


Por esto vestíos de saco, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.


Sobre los montes levantaré lloro y lamentación, y llanto sobre las moradas del desierto; porque desolados fueron hasta no quedar quien pase, ni oyeron bramido de ganado: desde las aves del cielo y hasta las bestias de la tierra se trasportaron, y se fueron.


Clama y aulla, oh hijo del hombre; porque ésta será sobre mi pueblo, será ella sobre todos los príncipes de Israel. Temores de espada serán á mi pueblo: por tanto, hiere el muslo;


Y haránse por ti calva, y se ceñirán de sacos, y endecharán por ti endechas amargas, con amargura de alma.


Ceñirse han también de sacos, y cubrirálos temblor; y en todo rostro habrá confusión, y en todas sus cabezas peladura.


¿Qué haréis el día de la solemnidad, y el día de la fiesta de Jehová?


Por eso pues ahora, dice Jehová, convertíos á mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y llanto.


¿Quién sabe si volverá, y se apiadará, y dejará bendición tras de él, presente y libación para Jehová Dios vuestro?


Entre la entrada y el altar, lloren los sacerdotes, ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, á tu pueblo, y no pongas en oprobio tu heredad, para que las gentes se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?


Y sus libaciones de vino, medio hin con cada becerro, y el tercio de un hin con cada carnero, y la cuarta de un hin con cada cordero. Este es el holocausto de cada mes por todos los meses del año.


El un cordero ofrecerás por la mañana, y el otro cordero ofrecerás entre las dos tardes:


Y su libación, la cuarta de un hin con cada cordero: derramarás libación de superior vino á Jehová en el santuario.


Además del holocausto del mes, y su presente, y el holocausto continuo y su presente, y sus libaciones, conforme á su ley, por ofrenda encendida á Jehová en olor de suavidad.


TÉNGANNOS los hombres por ministros de Cristo, y dispensadores de los misterios de Dios.


¿No sabéis que los que trabajan en el santuario, comen del santuario; y que los que sirven al altar, del altar participan?


¿Son ministros de Cristo? (como poco sabio hablo) yo más: en trabajos más abundante; en azotes sin medida; en cárceles más; en muertes, muchas veces.


El cual asimismo nos hizo ministros suficientes de un nuevo pacto: no de la letra, mas del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.


Antes habiéndonos en todas cosas como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias;


Y daré á mis dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos y sesenta días, vestidos de sacos.


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