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Jeremías 6:11 - Biblia Reina Valera 1909

11 Por tanto estoy lleno de saña de Jehová, trabajado he por contenerme; derramaréla sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los jóvenes juntamente; porque el marido también será preso con la mujer, el viejo con el lleno de días.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová, estoy cansado de contenerme; la derramaré sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los jóvenes igualmente; porque será preso tanto el marido como la mujer, tanto el viejo como el muy anciano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Por eso ahora estoy lleno de la furia del Señor. ¡Sí, estoy cansado de contenerla! «Derramaré mi furia sobre los niños que juegan en las calles y sobre las reuniones de jóvenes, sobre esposos y esposas y sobre los que son viejos y canosos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 ¡Pero yo estoy lleno de la ira de Yavé y no la aguanto más! 'Derrámala entonces sobre los niños de la calle y sobre los grupos de muchachos. Les va a llegar a todos, al marido y a la mujer, al anciano y al hombre lleno de vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Por tanto, estoy lleno de la ira de YHVH, Cansado estoy de refrenarme. Derrámala sobre los niños en la calle, Y asimismo sobre la reunión° de los mancebos, Porque hasta el marido y la mujer serán aprisionados, El anciano y aquél que está lleno de días.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Por eso estoy lleno de la ira de Yahveh, estoy cansado de reprimirla. Vuélcala sobre el niño en la calle, y sobre la tertulia de jóvenes también. Pues presos serán el hombre y la mujer, el anciano y la colmada de días.

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Jeremías 6:11
22 Tagairtí Cros  

Los mancebos se fatigan y se cansan, los mozos flaquean y caen:


No me senté en compañía de burladores, ni me engreí á causa de tu profecía; sentéme solo, porque me llenaste de desabrimiento.


Tú me dejaste, dice Jehová, atrás te volviste: por tanto yo extenderé sobre ti mi mano, y te destruiré; estoy cansado de arrepentirme.


Por tanto, entrega sus hijos á hambre, y hazlos derramar por medio de la espada; y queden sus mujeres sin hijos, y viudas; y sus maridos sean puestos á muerte, y sus jóvenes heridos á cuchillo en la guerra.


Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre: empero fué en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos, trabajé por sufrirlo, y no pude.


¿No había de hacer visitación sobre esto? dijo Jehová. De una gente como ésta ¿no se había de vengar mi alma?


Por tanto, así ha dicho el Señor Jehová: He aquí que mi furor y mi ira se derrama sobre este lugar, sobre los hombres, sobre los animales, sobre los árboles del campo, y sobre los frutos de la tierra; y encenderáse, y no se apagará.


Oíd pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca; y enseñad endechas á vuestras hijas, y cada una á su amiga, lamentación.


Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios; para talar los niños de las calles, los mancebos de las plazas.


El Señor ha hollado todos mis fuertes en medio de mí; Llamó contra mí compañía para quebrantar mis mancebos: Como lagar ha pisado el Señor á la virgen hija de Judá.


Niños y viejos yacían por tierra en las calles; Mis vírgenes y mis mancebos cayeron á cuchillo: Mataste en el día de tu furor, degollaste, no perdonaste.


Di á la casa de Israel: Así ha dicho el Señor Dios: He aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestra fortaleza, el deseo de vuestros ojos, y el regalo de vuestra alma: vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis, caerán á cuchillo.


Levantóme pues el espíritu, y me tomó; y fuí en amargura, en la indignación de mi espíritu: mas la mano de Jehová era fuerte sobre mí.


Y díjome: Hijo del hombre, haz á tu vientre que coma, é hinche tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y comílo, y fué en mi boca dulce como miel.


Matad viejos, mozos y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno: mas á todo aquel sobre el cual hubiere señal, no llegaréis; y habéis de comenzar desde mi santuario. Comenzaron pues desde los varones ancianos que estaban delante del templo.


Yo empero estoy lleno de fuerza del espíritu de Jehová, y de juicio y de fortaleza, para denunciar á Jacob su rebelión, y á Israel su pecado.


Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado.


Y esperándolos Pablo en Atenas, su espíritu se deshacía en él viendo la ciudad dada á idolatría.


Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba constreñido por la palabra, testificando á los Judíos que Jesús era el Cristo.


Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.


Y OÍ una gran voz del templo, que decía a los siete ángeles: Id, y derramad las siete copas de la ira de Dios sobre la tierra.


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