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Jeremías 18:21 - Biblia Reina Valera 1909

21 Por tanto, entrega sus hijos á hambre, y hazlos derramar por medio de la espada; y queden sus mujeres sin hijos, y viudas; y sus maridos sean puestos á muerte, y sus jóvenes heridos á cuchillo en la guerra.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Por tanto, entrega sus hijos a hambre, dispérsalos por medio de la espada, y queden sus mujeres sin hijos, y viudas; y sus maridos sean puestos a muerte, y sus jóvenes heridos a espada en la guerra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 ¡Así que deja que sus hijos se mueran de hambre! ¡Deja que mueran a espada! Que sus esposas se conviertan en viudas, sin hijos. ¡Que sus ancianos se mueran por una plaga y que sus jóvenes sean muertos en batalla!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 ¡Entrega, pues, sus hijos al hambre, déjalos a merced de la espada! Que sus mujeres se queden sin hijos ni maridos. ¡Que sus esposos sean muertos por la peste y sus jóvenes atravesados por la espada en la guerra!

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Ahora entrega sus hijos al hambre, Y arrójalos al poder de la espada; Queden sus mujeres viudas y sin hijos, Mueran de peste sus varones, Y sus jóvenes sean heridos a espada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Por eso, entrega sus hijos al hambre, y vuélcalos en manos de la espada. ¡Sean sus mujeres privadas de hijos y viudas! ¡Sean sus maridos muertos por la peste! ¡Sean sus jóvenes heridos por la espada en la batalla!

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Jeremías 18:21
27 Tagairtí Cros  

Por lo cual trajo contra ellos al rey de los Caldeos, que mató á cuchillo sus mancebos en la casa de su santuario, sin perdonar joven, ni doncella, ni viejo, ni decrépito; todos los entregó en sus manos.


Destruiránlos á filo de espada; Serán porción de las zorras.


Empero el rey se alegrará en Dios; Será alabado cualquiera que por él jura: Porque la boca de los que hablan mentira, será cerrada.


Y mi furor se encenderá, y os mataré á cuchillo, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.


Y con arcos tirarán á los niños, y no tendrán misericordia de fruto de vientre, ni su ojo perdonará á hijos.


Porque los gobernadores de este pueblo son engañadores; y sus gobernados, perdidos.


Por tanto, el Señor no tomará contentamiento en sus mancebos, ni de sus huérfanos y viudas tendrá misericordia: porque todos son falsos y malignos, y toda boca habla despropósitos. Con todo esto no ha cesado su furor, antes todavía su mano extendida.


Tú empero, oh Jehová, me conoces; vísteme, y probaste mi corazón para contigo: arráncalos como á ovejas para el degolladero, y señálalos para el día de la matanza.


Y el pueblo á quien profetizan, echado será en las calles de Jerusalem por hambre y por espada; y no habrá quien los entierre, ellos, y sus mujeres, y sus hijos, y sus hijas; y sobre ellos derramaré su maldad.


Y aventélos con aventador hasta las puertas de la tierra; desahijé, desbaraté mi pueblo; no se tornaron de sus caminos.


Sus viudas se multiplicaron más que la arena de la mar; traje contra ellos destruidor á medio día sobre la madre y los hijos; sobre la ciudad hice que de repente cayesen terrores.


Por tanto sus mancebos caerán es sus plazas, y todos sus hombres de guerra serán talados en aquel día, dice Jehová.


Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios; para talar los niños de las calles, los mancebos de las plazas.


El Señor ha hollado todos mis fuertes en medio de mí; Llamó contra mí compañía para quebrantar mis mancebos: Como lagar ha pisado el Señor á la virgen hija de Judá.


Huérfanos somos sin padre, Nuestras madres como viudas.


Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y te daré en sangre de ira y de celo.


La conjuración de sus profetas en medio de ella, como león bramando que arrebata presa: devoraron almas, tomaron haciendas y honra, aumentaron sus viudas en medio de ella.


Envié entre vosotros mortandad al modo que en Egipto: maté á cuchillo vuestros mancebos, con cautiverio de vuestros caballos; é hice subir el hedor de vuestros reales hasta vuestras narices: empero no os tornasteis á mí, dice Jehová.


De fuera desolará la espada, Y dentro de las cámaras el espanto: Así al mancebo como á la doncella, Al que mama como al hombre cano.


Alejandro el calderero me ha causado muchos males: el Señor le pague conforme á sus hechos.


Y Samuel dijo: Como tu espada dejó las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos á Agag delante de Jehová en Gilgal.


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