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Génesis 39:10 - Biblia Reina Valera 1909

10 Y fué que hablando ella á José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella,

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Biblia Reina Valera 1960

10 Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Día tras día, ella seguía presionando a José, pero él se negaba a acostarse con ella y la evitaba tanto como podía.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Y aunque ella insistía día tras día, José se negó a acostarse a su lado y estar con ella.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y sucedió que, aunque ella instaba a José día a día, él no la escuchaba para yacer a su lado y cohabitar con ella.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Ella insistía uno y otro día, pero José no accedió acostarse con ella, ni a estar a su lado.

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Génesis 39:10
21 Tagairtí Cros  

Aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí en casa:


Y él no quiso, y dijo á la mujer de su señor: He aquí que mi señor no sabe conmigo lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene:


No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino á ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal y pecaría contra Dios?


Hijo mío, no andes en camino con ellos; Aparta tu pie de sus veredas:


Para librarte de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras;


Sima profunda es la boca de las extrañas: Aquel contra el cual estuviere Jehová airado, caerá en ella.


Porque sima profunda es la ramera, Y pozo angosto la extraña.


También ella, como robador, acecha, Y multiplica entre los hombres los prevaricadores.


Porque los labios de la extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite;


Aleja de ella tu camino, Y no te acerques á la puerta de su casa;


Y traba de él, y bésalo; Desvergonzó su rostro, y díjole:


Para que te guarden de la mujer ajena, Y de la extraña que ablanda sus palabras.


Siéntase en una silla á la puerta de su casa, En lo alto de la ciudad,


Cualquiera simple, dice, venga acá. A los faltos de cordura dijo:


No erréis: las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.


Huid la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre hiciere, fuera del cuerpo es; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.


Quiero pues, que las que son jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen la casa; que ninguna ocasión den al adversario para maldecir.


Huye también los deseos juveniles; y sigue la justicia, la fe, la caridad, la paz, con los que invocan al Señor de puro corazón.


Amados, yo os ruego como á extranjeros y peregrinos, os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,


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