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Gálatas 3:17 - Biblia Reina Valera 1909

17 Esto pues digo: Que el contrato confirmado de Dios para con Cristo, la ley que fué hecha cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para invalidar la promesa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Lo que trato de decir es lo siguiente: el acuerdo que Dios hizo con Abraham no podía anularse cuatrocientos treinta años más tarde —cuando Dios le dio la ley a Moisés—, porque Dios estaría rompiendo su promesa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Ahora digo lo siguiente: si Dios ha hecho un testamento en debida forma, la Ley, que vino cuatrocientos treinta años después, no pudo anularlo ni dejar sin efecto la promesa de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y esto digo: La ley, creada cuatrocientos treinta años° después,° no abroga un pacto previamente ratificado por Dios° para invalidar la promesa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Pues bien, digo esto: un testamento debidamente otorgado por Dios, no lo puede anular una ley que apareció cuatrocientos treinta años después, hasta el punto de hacer ineficaz la promesa.

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Gálatas 3:17
39 Tagairtí Cros  

Entonces dijo á Abram: Ten por cierto que tu simiente será peregrina en tierra no suya, y servirá a los de allí, y serán por ellos afligidos cuatrocientos años.


En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram diciendo: A tu simiente daré esta tierra desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates;


Y respondió Dios: Ciertamente Sara tu mujer te parirá un hijo, y llamarás su nombre Isaac; y confirmaré mi pacto con él por alianza perpetua para su simiente después de él.


Encúbrelos á todos en el polvo, Venda sus rostros en la oscuridad;


La cual concertó con Abraham; Y de su juramento á Isaac.


Jehová hace nulo el consejo de las gentes, Y frustra las maquinaciones de los pueblos.


Porque Jehová de los ejércitos ha determinado: ¿y quién invalidará? Y su mano extendida, ¿quién la hará tornar?


Y será anulado vuestro concierto con la muerte, y vuestro acuerdo con el sepulcro no será firme: cuando pasare el turbión del azote, seréis de él hollados.


Dios no es hombre, para que mienta; Ni hijo de hombre para que se arrepienta: El dijo, ¿y no hará?; Habló, ¿y no lo ejecutará?


Si su marido lo oyere, y cuando lo oyere callare á ello, los votos de ella serán firmes, y la obligación con que ligó su alma, firme será.


Porque la ley por Moisés fué dada: mas la gracia y la verdad por Jesucristo fué hecha.


Y hablóle Dios así: Que su simiente sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían á servidumbre y maltratarían, por cuatrocientos años.


Al cual Dios ha propuesto en propiciación por la fe en su sangre, para manifestación de su justicia, atento á haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,


¿Pues qué si algunos de ellos han sido incrédulos? ¿la incredulidad de ellos habrá hecho vana la verdad de Dios?


Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo cierto soy de Pablo; pues yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo.


Porque no me envió Cristo á bautizar, sino á predicar el evangelio: no en sabiduría de palabras, porque no sea hecha vana la cruz de Cristo.


¿Qué pues digo? ¿Que el ídolo es algo? ¿ó que sea algo lo que es sacrificado á los ídolos?


Esto empero digo, hermanos, que el tiempo es corto: lo que resta es, que los que tienen mujeres sean como los que no las tienen,


Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por nosotros á gloria de Dios.


Esto empero digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra en bendiciones, en bendiciones también segará.


Hermanos, hablo como hombre: Aunque un pacto sea de hombre, con todo, siendo confirmado, nadie lo cancela, ó le añade.


¿Luego la ley es contra las promesas de Dios? En ninguna manera: porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.


Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis la concupiscencia de la carne.


Vacíos sois de Cristo los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído.


Que en aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la república de Israel, y extranjeros á los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.


Esto pues digo, y requiero en el Señor, que no andéis más como los otros Gentiles, que andan en la vanidad de su sentido.


Y esto digo, para que nadie os engañe con palabras persuasivas.


Conforme á la fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y saludándolas, y confesando que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra.


El mandamiento precedente, cierto se abroga por su flaqueza é inutilidad;


Ya ordenado de antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postrimeros tiempos por amor de vosotros,


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