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Ester 7:4 - Biblia Reina Valera 1909

4 Porque vendidos estamos yo y mi pueblo, para ser destruídos, para ser muertos y exterminados. Y si para siervos y siervas fuéramos vendidos, callárame, bien que el enemigo no compensara el daño del rey.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y exterminados. Si para siervos y siervas fuéramos vendidos, me callaría; pero nuestra muerte sería para el rey un daño irreparable.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Pues mi pueblo y yo hemos sido vendidos para ser muertos, masacrados y aniquilados. Si solo nos hubieran vendido como esclavos, yo me quedaría callada, porque sería un asunto por el cual no merecería molestar al rey.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser masacrados, asesinados y exterminados. Si sólo hubiéramos sido vendidos como esclavos, no diría nada, pero ¿de qué manera podrá el enemigo compensar el daño que ha hecho al rey?»

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 ¡Porque yo y mi pueblo hemos sido vendidos para ser destruidos, matados y exterminados! Si como esclavos o esclavas hubiéramos sido vendidos, yo habría callado, porque aun tal calamidad no sería digna de la molestia del rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser exterminados, muertos y aniquilados. Si hubiéramos sido vendidos como esclavos y esclavas, me habría callado, pues esta calamidad no redundaría tanto en perjuicio del rey'.

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Ester 7:4
18 Tagairtí Cros  

Ahora bien, nuestra carne es como la carne de nuestros hermanos, nuestros hijos como sus hijos; y he aquí que nosotros sujetamos nuestros hijos y nuestras hijas á servidumbre, y hay algunas de nuestras hijas sujetas: mas no hay facultad en nuestras manos para rescatarlas, porque nuestras tierras y nuestras viñas son de otros.


Y fueron enviadas letras por mano de los correos á todas las provincias del rey, para destruir, y matar, y exterminar á todos los Judíos, desde el niño hasta el viejo, niños y mujeres en un día, en el trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y para apoderarse de su despojo.


Si place al rey, escríbase que sean destruídos; y yo pesaré diez mil talentos de plata en manos de los que manejan la hacienda, para que sean traídos á los tesoros del rey.


Y respondió el rey Assuero, y dijo á la reina Esther: ¿Quién es, y dónde está, aquél á quien ha henchido su corazón para obrar así?


Y Esther dijo: El enemigo y adversario es este malvado Amán. Entonces se turbó Amán delante del rey y de la reina.


Con intimación de que el rey concedía á los Judíos que estaban en todas las ciudades, que se juntasen y estuviesen á la defensa de su vida, prontos á destruir, y matar, y acabar con todo ejército de pueblo ó provincia que viniese contra ellos, aun niños y mujeres, y su despojo para presa,


Porque ¿cómo podré yo ver el mal que alcanzará á mi pueblo? ¿cómo podré yo ver la destrucción de mi nación?


Mas como Esther vino á la presencia del rey, él intimó por carta: El perverso designio que aquél trazó contra los Judíos, recaiga sobre su cabeza; y cuélguenlo á él y á sus hijos en la horca.


Y sobre ellos tres presidentes, de los cuales Daniel era el uno, á quienes estos gobernadores diesen cuenta, porque el rey no recibiese daño.


Y vendisteis los hijos de Judá y los hijos de Jerusalem á los hijos de los Griegos, por alejarlos de sus términos.


Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no desviaré su castigo; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos:


Mas si el tal siervo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir: y comenzare á herir á los siervos y á las criadas, y á comer y á beber y á embriagarse;


Y Jehová te hará tornar á Egipto en navíos por el camino del cual te ha dicho: Nunca más volveréis: y allí seréis vendidos á vuestros enemigos por esclavos y por esclavas, y no habrá quien os compre.


Vosotros pues ahora sois malditos, y no faltará de vosotros siervo, y quien corte la leña y saque el agua para la casa de mi Dios.


Quédate conmigo, no temas: quien buscare mi vida, buscará también la tuya: bien que tú estarás conmigo guardado.


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