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Esdras 4:4 - Biblia Reina Valera 1909

4 Mas el pueblo de la tierra debilitaba las manos del pueblo de Judá, y los arredraban de edificar.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Entonces los habitantes del lugar intentaron desalentar e intimidar al pueblo de Judá para impedirle que siguiera trabajando.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 La gente del país trató entonces de desanimar al pueblo de Judá y de amenazarlo para impedirle que construyera.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Entonces sucedió que el pueblo de la tierra° desalentaba° al pueblo de Judá, y los hostigó mientras construían,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Entonces, aquella gente de la tierra se dedicó a desanimar al pueblo de Judá y a atemorizarlos, para que no continuaran la construcción.

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Esdras 4:4
11 Tagairtí Cros  

LUEGO que oyó el hijo de Saúl que Abner había sido muerto en Hebrón, las manos se le descoyuntaron, y fué atemorizado todo Israel.


Y asentaron el altar sobre sus basas, bien que tenían miedo de los pueblos de las tierras, y ofrecieron sobre él holocaustos á Jehová, holocaustos á la mañana y á la tarde.


Cohecharon además contra ellos consejeros para disipar su consejo, todo el tiempo de Ciro rey de Persia, y hasta el reinado de Darío rey de Persia.


Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos, y los matemos, y hagamos cesar la obra.


Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles Judíos? ¿hanles de permitir? ¿han de sacrificar? ¿han de acabar en un día? ¿han de resucitar de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?


Porque todos ellos nos ponían miedo, diciendo: Debilitaránse las manos de ellos en la obra, y no será hecha. Esfuerza pues mis manos, oh Dios.


Y dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre; porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, sino el mal.


Mas el príncipe del reino de Persia se puso contra mí veintiún días: y he aquí, Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y yo quedé allí con los reyes de Persia.


Y dijo: ¿Sabes por qué he venido á ti? Porque luego tengo de volver para pelear con el príncipe de los Persas; y en saliendo yo, luego viene el príncipe de Grecia.


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