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Cantares 5:2 - Biblia Reina Valera 1909

2 Yo dormía, pero mi corazón velaba: La voz de mi amado que llamaba: Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía; Porque mi cabeza está llena de rocío, Mis cabellos de las gotas de la noche.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, Porque mi cabeza está llena de rocío, Mis cabellos de las gotas de la noche.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Yo dormía, pero mi corazón estaba atento, cuando oí que mi amante tocaba a la puerta y llamaba: «Ábreme, tesoro mío, amada mía, mi paloma, mi mujer perfecta. Mi cabeza está empapada de rocío, mi cabello, con la humedad de la noche».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Yo dormía, pero mi corazón estaba despierto. Oí la voz de mi amado que me llamaba: 'Abreme, hermana mía, compañera mía, paloma mía, preciosa mía; que mi cabeza está cubierta de rocío, y mis cabellos, de la humedad de la noche.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Ella Yo dormía, pero mi corazón velaba: ¡Una voz! ¡Mi amado está llamando! Él ¡Ábreme, hermana mía, amada mía, Paloma mía, perfecta mía! Porque mi cabeza está empapada de rocío, Y mis cabellos del relente de la noche.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Una voz! Mi amado llama: '¡Ábreme, hermana, amada mía, mi paloma sin mancha; mi cabeza rezuma de rocío; mis bucles, de las gotas de la noche'.

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Cantares 5:2
39 Tagairtí Cros  

Así sirvió Jacob por Rachêl siete años: y pareciéronle como pocos días, porque la amaba.


BIENAVENTURADOS los perfectos de camino; Los que andan en la ley de Jehová.


Yo soy Jehová tu Dios, Que te hice subir de la tierra de Egipto: Ensancha tu boca, y henchirla he.


Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.


He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y suave: Nuestro lecho también florido.


Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y vente.


Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, Muéstrame tu rostro, hazme oir tu voz; Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.


¡La voz de mi amado! He aquí él viene Saltando sobre los montes, brincando sobre los collados.


POR las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma: Busquélo, y no lo hallé.


Toda tú eres hermosa, amiga mía Y en ti no hay mancha.


Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; Has preso mi corazón con uno de tus ojos, Con una gargantilla de tu cuello.


Su cabeza, como oro finísimo; Sus cabellos crespos, negros como el cuervo.


Abrí yo á mi amado; Mas mi amado se había ido, había ya pasado: Y tras su hablar salió mi alma: Busquélo, y no lo hallé; Llamélo, y no me respondió.


Mas una es la paloma mía, la perfecta mía; Unica es á su madre, Escogida á la que la engendró. Viéronla las doncellas, y llamáronla bienaventurada; Las reinas y las concubinas, y la alabaron.


Y tu paladar como el buen vino, Que se entra á mi amado suavemente, Y hace hablar los labios de los viejos.


Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre toda la hacienda de su casa por este amor, De cierto lo menospreciaran.


Dí mi cuerpo á los heridores, y mis mejillas á los que me mesaban el cabello: no escondí mi rostro de las injurias y esputos.


Como se pasmaron de ti muchos, en tanta manera fué desfigurado de los hombres su parecer; y su hermosura más que la de los hijos de los hombres.


Y estando él hablando conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro: y él me tocó, é hízome estar en pie.


Y VOLVIÓ el ángel que hablaba conmigo, y despertóme como un hombre que es despertado de su sueño.


Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá.


Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.


Y levantándose muy de mañana, aun muy de noche, salió y se fué á un lugar desierto, y allí oraba.


Y estando en agonía, oraba más intensamente: y fué su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.


Y aconteció en aquellos días, que fué al monte á orar, y pasó la noche orando á Dios.


Y Pedro y los que estaban con él, estaban cargados de sueño: y como despertaron, vieron su majestad, y á aquellos dos varones que estaban con él.


Y como ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.


Con Cristo estoy juntamente crucificado, y vivo, no ya yo, mas vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó, y se entregó á sí mismo por mí.


Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo.


Estos son los que con mujeres no fueron contaminados; porque son vírgenes. Estos, los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere. Estos fueron comprados de entre los hombres por primicias para Dios y para el Cordero.


He aquí, yo estoy á la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré á él, y cenaré con él, y él conmigo.


Mas tienes unas pocas personas en Sardis que no han ensuciado sus vestiduras: y andarán conmigo en vestiduras blancas; porque son dignos.


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