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Apocalipsis 11:8 - Biblia Reina Valera 1909

8 Y sus cuerpos serán echados en las plazas de la grande ciudad, que espiritualmente es llamada Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fué crucificado.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Y sus cuerpos quedarán tendidos en la calle principal de Jerusalén, la ciudad que simbólicamente se llama «Sodoma» y «Egipto», la ciudad en la cual su Señor fue crucificado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Ahora sus cadáveres están tendidos en la plaza de la Gran Ciudad, que los creyentes llaman Sodoma o Egipto, en la que también su Señor fue crucificado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y sus cadáveres yacerán° en la plaza° de la gran ciudad, que espiritualmente° se llama Sodoma,° y Egipto, donde también fue crucificado el Señor de ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Sus cadáveres quedarán tendidos en la plaza de la gran ciudad que simbólicamente se llaman Sodoma y Egipto, donde también su Señor fue crucificado.

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Apocalipsis 11:8
40 Tagairtí Cros  

Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores para con Jehová en gran manera.


Entonces llovió Jehová sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos;


Yo soy JEHOVÁ tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de siervos.


Y dijo Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor á causa de sus exactores; pues tengo conocidas sus angustias:


La apariencia del rostro de ellos los convence: que como Sodoma predican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma de ellos! porque allegaron mal para sí.


Y en los profetas de Jerusalem he visto torpezas: cometían adulterios, y andaban en mentiras, y esforzaban las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su malicia: fuéronme todos ellos como Sodoma, y sus moradores como Gomorra.


Los cuales sacaron á Urías de Egipto, y lo trajeron al rey Joacim, é hiriólo á cuchillo, y echó su cuerpo en los sepulcros del vulgo.


Y tu hermana mayor es Samaria con su hijas, la cual habita á tu mano izquierda; y tu hermana la menor que tú es Sodoma con sus hijas, la cual habita á tu mano derecha.


He aquí que esta fué la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, hartura de pan, y abundancia de ociosidad tuvo ella y sus hijas; y no corroboró la mano del afligido y del menesteroso.


Aun multiplicó sus fornicaciones trayendo en memoria los días de su mocedad, en los cuales había fornicado en la tierra de Egipto.


Y haré cesar de ti tu suciedad, y tu fornicación de la tierra de Egipto: ni más levantarás á ellos tus ojos, ni nunca más te acordarás de Egipto.


Las cuales fornicaron en Egipto; en sus mocedades fornicaron. Allí fueron apretados sus pechos, y allí fueron estrujados los pechos de su virginidad.


Y no dejó sus fornicaciones de Egipto: porque con ella se echaron en su mocedad, y ellos comprimieron los pechos de su virginidad, y derramaron sobre ella su fornicación.


Díjome luego: Hijo del hombre, todos estos huesos son la casa de Israel. He aquí, ellos dicen: Nuestros huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo talados.


Trastornéos, como cuando Dios trastornó á Sodoma y á Gomorra, y fuisteis como tizón escapado del fuego: mas no os tornasteis á mí, dice Jehová.


De cierto os digo, que el castigo será más tolerable á la tierra de los de Sodoma y de los de Gomorra en el día del juicio, que á aquella ciudad.


Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?


Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo por su propia sangre, padeció fuera de la puerta.


Y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndole á vituperio.


Y si condenó por destrucción las ciudades de Sodoma y de Gomorra, tornándolas en ceniza, y poniéndolas por ejemplo á los que habían de vivir sin temor y reverencia de Dios,


Como Sodoma y Gomorra, y las ciudades comarcanas, las cuales de la misma manera que ellos habían fornicado, y habían seguido la carne extraña, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el juicio del fuego eterno.


Y en aquella hora fué hecho gran temblor de tierra, y la décima parte de la ciudad cayó, y fueron muertos en el temblor de tierra en número de siete mil hombres: y los demás fueron espantados, y dieron gloria al Dios del cielo.


Y los de los linajes, y de los pueblos, y de las lenguas, y de los Gentiles verán los cuerpos de ellos por tres días y medio, y no permitirán que sus cuerpos sean puestos en sepulcros.


Y el lagar fué hollado fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos por mil y seiscientos estadios.


Y otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, aquella grande ciudad, porque ella ha dado á beber á todas las naciones del vino del furor de su fornicación.


Y la ciudad grande fué partida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la grande Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del furor de su ira.


Y VINO uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo, diciéndome: Ven acá, y te mostraré la condenación de la grande ramera, la cual está sentada sobre muchas aguas:


Y la mujer que has visto, es la grande ciudad que tiene reino sobre los reyes de la tierra.


Y en su frente un nombre escrito: MISTERIO, BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS FORNICACIONES Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.


Estando lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de aquella gran ciudad de Babilonia, aquella fuerte ciudad; porque en una hora vino tu juicio!


Y viendo el humo de su incendio, dieron voces, diciendo: ¿Qué ciudad era semejante á esta gran ciudad?


Y clamó con fortaleza en alta voz, diciendo: Caída es, caída es la grande Babilonia, y es hecha habitación de demonios, y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de todas aves sucias y aborrecibles.


Y un ángel fuerte tomó una piedra como una grande piedra de molino, y la echó en la mar, diciendo: Con tanto ímpetu será derribada Babilonia, aquella grande ciudad, y nunca jamás será hallada.


Y en ella fué hallada la sangre de los profetas y de los santos, y de todos los que han sido muertos en la tierra.


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