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2 Reyes 7:7 - Biblia Reina Valera 1909

7 Y así se habían levantado y huído al principio de la noche, dejando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campo como se estaba; y habían huído por salvar las vidas.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Así que se llenaron de pánico y huyeron en la oscuridad de la noche; abandonaron sus carpas, sus caballos, sus burros y todo lo demás, y corrieron para salvar la vida.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Habían pues huido al ponerse el sol, abandonando sus tiendas, caballos y burros, en una palabra, el campamento tal cual estaba, pensando sólo en salvar su vida.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Por lo que se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, y sus caballos, y sus asnos; dejando el campamento tal como estaba, y habían huido por sus vidas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Y al atardecer se levantaron y se dieron a la fuga abandonando sus tiendas, sus caballos y asnos, y el campamento tal como estaba; pues habían huido para salvar sus vidas.

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2 Reyes 7:7
18 Tagairtí Cros  

Y venía y salía de Egipto, el carro por seiscientas piezas de plata, y el caballo por ciento y cincuenta; y así los sacaban por mano de ellos, todos los reyes de los Hetheos, y de Siria.


E hirió cada uno al que venía contra sí: y huyeron los Siros, siguiéndolos los de Israel. Y el rey de Siria, Ben-adad, se escapó en un caballo con alguna gente de caballería.


De todas partes lo asombrarán temores, Y haránle huir desconcertado.


Vanidad es el caballo para salvarse: Por la grandeza de su fuerza no librará.


Huyeron, huyeron reyes de ejércitos; Y las que se quedaban en casa partían los despojos.


COMO los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová: A todo lo que quiere lo inclina.


HUYE el impío sin que nadie lo persiga: Mas el justo está confiado como un leoncillo.


Escápate como el corzo de la mano del cazador, Y como el ave de la mano del parancero.


Aquel día arrojará el hombre, á los topos y murciélagos, sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase;


Para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo, los que nos acogemos á trabarnos de la esperanza propuesta:


Y estuviéronse en sus lugares en derredor del campo: y todo el campo fué alborotado, y huyeron gritando.


Y hubo temblor en el real y por el campo, y entre toda la gente de la guarnición; y los que habían ido á hacer correrías, también ellos temblaron, y alborotóse la tierra: hubo pues gran consternación.


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