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2 Reyes 2:12 - Biblia Reina Valera 1909

12 Y viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de á caballo! Y nunca más le vió, y trabando de sus vestidos, rompiólos en dos partes.

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Biblia Reina Valera 1960

12 Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Eliseo lo vio y exclamó: «¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Veo los carros de Israel con sus conductores!». Mientras desaparecían de su vista, rasgó su ropa en señal de angustia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Eliseo lo vio y gritaba: '¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!' Luego no lo vio más. Tomó entonces su ropa y la partió en dos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Y viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío! ¡Carro y auriga de Israel! Y no lo vio más. Entonces tomó sus vestidos y los rasgó en dos pedazos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Eliseo lo veía y gritaba: '¡Padre mío, padre mío, carros y caballería de Israel!' Y ya no lo vio más. Entonces tomó sus vestidos y los rasgó en dos partes.

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2 Reyes 2:12
28 Tagairtí Cros  

Entonces Jacob rasgó sus vestidos, y puso saco sobre sus lomos, y enlutóse por su hijo muchos días.


Caminó, pues, Henoch con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.


Estaba Eliseo enfermo de aquella su enfermedad de que murió. Y descendió á él Joas rey de Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de á caballo!


Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y paróse á la orilla del Jordán.


Mas sus criados se llegaron á él, y habláronle, diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la hicieras? ¿cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?


Y cuando el rey de Israel los hubo visto, dijo á Eliseo: ¿Herirélos, padre mío?


El libertará la isla del inocente; Y por la limpieza de tus manos será librada.


Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida: Mas por la boca de los impíos ella será trastornada.


¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?


La sabiduría fortifica al sabio más que diez poderosos la ciudad en que fueron.


Entonces Ezechîas oró á Jehová, diciendo:


Entonces Isaías hijo de Amoz, envió á decir á Ezechîas: Jehová Dios de Israel dice así: Acerca de lo que me rogaste sobre Sennachêrib rey de Asiria,


Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras de Rabsaces, al cual envió el rey de Asiria su señor á blasfemar al Dios vivo, y á reprender con las palabras que oyó Jehová tu Dios: alza pues oración tú por las reliquias que aun han quedado.


Y el Señor, después que les habló, fué recibido arriba en el cielo, y sentóse á la diestra de Dios.


Y aconteció que como los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores dijeron los unos á los otros: Pasemos pues hasta Bethlehem, y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha manifestado.


Y aconteció que bendiciéndolos, se fué de ellos; y era llevado arriba al cielo.


Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo.


Y habiendo dicho estas cosas, viéndo lo ellos, fué alzado; y una nube le recibió y le quitó de sus ojos.


Diciendo: Pablo, no temas; es menester que seas presentado delante de César; y he aquí, Dios te ha dado todos los que navegan contigo.


Y llevaron á enterrar á Esteban varones piadosos, é hicieron gran llanto sobre él.


Y por esto también gemimos, deseando ser sobrevestidos de aquella nuestra habitación celestial;


Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo, gemimos agravados; porque no quisiéramos ser desnudados; sino sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.


Por lo cual dice: Subiendo á lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dió dones á los hombres.


Y oyeron una grande voz del cielo, que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube, y sus enemigos los vieron.


Entonces Michâs le dijo: Quédate en mi casa, y me serás en lugar de padre y sacerdote; y yo te daré diez siclos de plata por año, y el ordinario de vestidos, y tu comida. Y el Levita se quedó.


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