Zacarías 9 - Biblia Lenguaje BásicoSegunda parte (9–14) Mensajes de Dios contra las naciones 1-2 A Dios pertenecen las ciudades de Siria. Por eso anuncia este mensaje contra las ciudades de Jadrac y Damasco, y también contra las tribus de Israel, contra su vecina Jamat, y contra las ciudades de Tiro y Sidón a pesar de toda su sabiduría: 3 La ciudad de Tiro tiene tantas riquezas como polvo hay en las calles. Para protegerse, construyó murallas; 4 pero Dios le quitará esas riquezas, arrojará al mar su poder y ella será pasto de las llamas. 5 Los habitantes de Ascalón verán esto y temblarán de miedo, viendo despoblada su ciudad; igualmente los de Gaza sufrirán al perder su rey, mientras los de Ecrón perderán toda esperanza. 6-7 En la ciudad filistea de Asdod vivirá gente malvada y violenta. Pero yo humillaré el orgullo filisteo arrancando de entre sus dientes la presa ensangrentada y sacando de su boca los alimentos impuros. Pero a algunos los dejaré con vida, como antes dejé a los jebuseos; los reservaré para mí y serán gente importante en Judá. 8 Yo pondré guardias alrededor de mi Templo contra todos los que pasen por allí; ningún malvado volverá a invadirlo, porque yo mismo estaré vigilándolo. La llegada del Mesías 9 ¡Alégrate, ciudad de Jerusalén, salta de júbilo, monte de Sion! Porque tu rey viene hacia ti, montado sobre un burro, sobre un asno, hijo de asna. Es humilde, pero justo, y viene como vencedor. 10 Destruirá los carros de guerra y todas las armas de Israel; anunciará la paz en todas las naciones y dominará de mar a mar, desde el río Éufrates hasta el fin del mundo. Dios renovará a su pueblo 11 Yo hice un pacto contigo, y lo sellé con sangre; por eso rescataré a tus presos del pozo seco donde ahora están. 12 Los cautivos volverán llenos de esperanza a esas ciudades que parecen fortalezas. Si hasta ahora han sufrido, yo me comprometo en este día a hacerlos dos veces más felices. 13 He armado con arcos y flechas tanto a Judá como a Israel y les he dado orden de atacar a los griegos. 14 Entonces lanzaré contra ellos mis flechas que serán como rayos y marcharé contra ellos como una tormenta del desierto. 15 Yo mismo cuidaré de mi pueblo; así ellos destruirán las armas enemigas, y ofrecerán un gran banquete para celebrar su victoria. Beberán hasta emborracharse; llenarán de vino sus copas, como se llenan de sangre los tazones que se derraman sobre el altar. 16 Cuando llegue ese día, yo salvaré a mi pueblo como salva el pastor a su rebaño; y cuando ya estén en su tierra, brillarán como las joyas de una corona. 17 ¡Qué maravilloso será ver a muchachos y muchachas alegres y bien alimentados! |