Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne

- Fógraí -

Deuteronomio 9 - Biblia Lenguaje Básico


Dios ayudará a su pueblo

1 Moisés continuó diciendo: —¡Israelitas, poned atención! Pronto cruzaréis al otro lado del río Jordán y expulsaréis de esa tierra a todos los pueblos que allí viven. Esa gente es más fuerte y poderosa que vosotros, y sus ciudades son grandes y están bien protegidas con altas murallas.

2 Entre ellos viven los descendientes del gigante Anac a los que ya conocéis y de los que habéis oído decir que son invencibles.

3 Pero vosotros sabéis que Dios marcha delante de vosotros y que su poder es como el de un fuego destructor con el que derrotará y destruirá a esos gigantes. Vosotros los venceréis y los expulsaréis enseguida de allí, tal como Dios lo ha prometido.

4-5 Cuando hayáis entrado en ese territorio, y Dios haya expulsado de allí a esa gente, no penséis que Dios os ha dado esas tierras porque vosotros sois buenos. Dios expulsará a esa gente por su maldad y para cumplir la promesa que hizo a Abrahán, a Isaac y a Jacob, vuestros antepasados.

6 Una cosa os debe quedar bien clara: si Dios os da esta buena tierra, no es porque os lo merezcáis, pues en realidad sois un pueblo muy terco.


Desobediencia de Israel

7-8 Nunca olvidéis esto: Desde el día en que salisteis de Egipto, hasta el día de hoy, siempre habéis sido rebeldes a Dios. Cuando estabais en el desierto, y también en el monte Horeb, hicisteis que Dios se enfureciera con vosotros y a punto estuvo de aniquilaros.

9 Yo había subido al monte para recibir las tablas del pacto que Dios hizo con vosotros. Allí pasé cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber nada.

10-11 En esa ocasión Dios me dio los mandamientos que él mismo escribió en dos tablas de piedra cuando os habló desde el monte, en medio del fuego, el día que os encontrabais reunidos.

12 A mí me dijo: «Baja de la montaña ahora mismo, pues el pueblo que sacaste de Egipto se ha rebelado contra mí; ¡muy pronto me ha traicionado fabricándose un ídolo.

13 Me he dado cuenta de que este pueblo es muy terco.

14 ¡Déjame destruirlo, para que nadie vuelva a recordarlo! En cuanto a ti, te haré jefe de un pueblo mucho más fuerte y numeroso».

15 Yo bajé del monte con las dos tablas del pacto en mis manos. Cuando bajé, el monte ardía en llamas.

16 Al llegar adonde estabais vosotros, vi cómo habíais pecado contra Dios: os habíais hecho un ídolo con forma de toro y lo estabais adorando, abandonando muy pronto el camino que Dios os había señalado.

17 Fue tanta mi ira que arrojé al suelo las dos tablas, y a la vista de todos se hicieron pedazos.

18 Luego me arrodillé ante Dios, como ya lo había hecho antes, y durante cuarenta días y cuarenta noches no comí ni bebí nada por causa del pecado que habíais cometido provocando la ira de Dios.

19 La verdad es que sentí un gran temor pensando que Dios os iba a exterminar; pero Dios me escuchó una vez más.

20 También contra Aarón se enfureció Dios y quiso exterminarlo, pero yo lo defendí.

21 Después tomé el ídolo que os habíais fabricado, lo quemé y eché las cenizas al torrente que bajaba del monte.

22 Pero no fue esa la única ocasión en que provocasteis la ira de Dios; también lo hicisteis en Taberá, en Masá y en Quibrot Hatavá.

23 Además, cuando estabais en Cadés Barnea, Dios os ordenó que fuerais a conquistar la tierra prometida, pero no hicisteis caso de la orden de vuestro Dios, no creísteis en su promesa ni no lo obedecisteis.

24 ¡Desde el día mismo en que os conocí, habéis sido siempre tercos y rebeldes!

25 Así que, como Dios pensaba aniquilaros, me arrodillé ante él y estuve así cuarenta días y cuarenta noches,

26 suplicándole que no os aniquilara, a vosotros, el pueblo que sacó de Egipto con gran poder.

27 Le pedí que se acordara de sus siervos Abrahán, Isaac y Jacob y no tuviera en cuenta la rebeldía ni el pecado de su pueblo.

28 Y es que, de no hacerlo así, los demás pueblos iban a pensar que Dios no pudo llevaros a la tierra que os prometió, al contrario, os sacó de Egipto porque os odiaba y quería haceros morir en el desierto.

29 A pesar de todo, Dios mío, ellos son tu pueblo, el pueblo que sacaste de Egipto con tu gran poder.

Lean orainn:



Fógraí