Deuteronomio 7 - Biblia Lenguaje BásicoAdvertencia contra la idolatría 1 Moisés continuó diciendo: —Vuestro Dios os hará entrar en la tierra que os va a dar. Arrojará de allí a siete naciones más grandes y poderosas que vosotros: los hititas, los guirgaseos, los amorreos, los cananeos, los fereceos, los jeveos y los jebuseos. 2 Cuando Dios ponga a esas naciones bajo vuestro dominio, no les tengáis compasión ni hagáis ningún pacto con ellas; ¡destruidlas por completo! 3 No permitáis que ninguno de vuestros hijos o hijas se case con gente de esas naciones. 4 Por causa de esa gente, vuestros hijos e hijas adorarán a otros dioses y dejarán de servir a nuestro Dios. Y si eso llegara a suceder, Dios se enfadaría muchísimo con vosotros y en un instante os destruiría. 5 Lo que vosotros debéis hacer es derribar los altares de esa gente y destruir y quemar los ídolos que adoran, especialmente las imágenes de la diosa Astarté. Un pueblo elegido por Dios 6 Vosotros sois un pueblo apartado especialmente para Dios. Él os eligió de entre todas las naciones del mundo, para que fuerais el pueblo de su propiedad. 7 Pero si Dios os prefirió y os eligió no fue por ser vosotros el pueblo más numeroso entre todos los pueblos de la tierra. Al contrario, erais el pueblo más insignificante de todos. 8 Si Dios os liberó de la esclavitud en Egipto, fue porque os ama. Con su gran poder os rescató del dominio del faraón, rey de Egipto, cumpliendo así la promesa que hizo a nuestros antepasados. 9 Por eso debéis reconocer que nuestro Dios, es el Dios verdadero. Nuestro Dios cumple su pacto con todos los descendientes de quienes lo aman y obedecen sus mandamientos, 10 pero no tarda en destruir a quienes lo desprecian. 11 Por lo tanto, cumplid todos los mandamientos, leyes y preceptos que hoy os manda. La obediencia trae felicidad 12 Si cumplís siempre todas estas enseñanzas, Dios también cumplirá las buenas promesas del pacto que hizo con vuestros antepasados. 13 Dios os bendecirá, os amará, y os convertirá en un gran pueblo. A vuestros hijos los hará felices y les dará trigo, vino y aceite en abundancia. Además, hará que tengáis muchos ganados en la tierra que prometió dar a vuestros antepasados. 14 Seréis benditos más que cualquier otro pueblo. No habrá una sola familia que no tenga hijos, y todos sus ganados tendrán sus crías. 15 Dios no permitirá que nadie entre vosotros enferme. Cualquiera que os odie recibirá el mismo castigo que recibió Egipto. En cambio, a vosotros no os pasará nada. 16 Dios hará que conquistéis muchos pueblos. Pero recordad que no debéis tenerles compasión; al contrario, destruidlos antes de que os lleven a adorar a sus dioses, lo que sería vuestra perdición. 17 Tal vez penséis que esos pueblos son más grandes y poderosos que vosotros, y que no podréis vencerlos. 18 Pues no les tengáis miedo, pues lo mismo que vuestro Dios castigó al faraón y a su pueblo así los castigará a ellos. 19 Todos vosotros fuisteis testigos del gran poder que Dios mostró entonces: visteis los muchos milagros que hizo para sacaros de Egipto; pues lo mismo hará con los pueblos a quienes ahora teméis. 20 Y si algunos quedan con vida en esos pueblos, Dios les enviará avispas que los atacarán hasta acabar con ellos. Nadie podrá esconderse ni escapar del castigo. 21 Así que no seáis cobardes. Vuestro Dios os acompaña, y ante su poder todos tiemblan de miedo. 22 Conforme vayáis avanzando, Dios irá desalojando del país a esos pueblos. Pero no acabéis con ellos de una sola vez pues podríais ser presa fácil de los muchos animales salvajes que viven en los alrededores. 23-24 Estad, sin embargo, seguros de que vuestro Dios os dará la victoria sobre esos pueblos, y vosotros los iréis destruyendo hasta que no quede uno solo. Ninguno de ellos podrá con vosotros; derrotaréis a sus reyes, y nadie volverá a acordarse de ellos. 25 Cuando hayáis derrotado a esos pueblos, deberéis quemar las imágenes de sus ídolos. Así no caeréis en la tentación de quedaros con el oro y la plata que los recubre, algo que Dios desaprueba totalmente. 26 No llevéis, por tanto, a vuestras casas nada de todo eso que Dios detesta, no sea que también vosotros seáis aniquilados. Aborreced todos esos objetos y consideradlos despreciables porque están destinados a ser destruidos. |