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2 Crónicas 24 - Biblia Lenguaje Básico


Joás es rey de Judá
(2 Re 12.1-21)

1 Joás tenía siete años cuando comenzó a reinar. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró cuarenta años. Su madre era de Berseba, y se llamaba Sibiá.

2 Mientras vivió el sacerdote Joyadá, Joás se comportó bien ante Dios.

3 Se casó con dos mujeres que Joyadá eligió para él y tuvo muchos hijos e hijas.

4 Un día, Joás decidió reparar el Templo de Dios;

5 reunió a los sacerdotes y a los levitas y les dijo: —Id por todas las ciudades de Judá y recoged las ofrendas entre el pueblo, para así reparar cada año el Templo de vuestro Dios. ¡Hacedlo de inmediato! Sin embargo, los levitas no se dieron prisa.

6 Entonces Joás mandó llamar a Joyadá, jefe de los sacerdotes, y le dijo: —¿Por qué no te has preocupado de que los levitas recogieran de Judá y Jerusalén la contribución que Moisés y los israelitas acordaron dar para la Tienda del Testimonio?

7 Recuerda que la malvada Atalía y sus hijos causaron muchos destrozos en el Templo de Dios, y que hasta se llevaron todos los utensilios sagrados para dar culto a sus dioses falsos.

8 Entonces, el rey mandó hacer un cofre para que lo pusieran a la entrada del Templo de Dios.

9 Luego recordó a toda la gente de Judá y Jerusalén que debían traerle a Dios la contribución que Moisés, el siervo de Dios, había impuesto a Israel cuando estaban en el desierto.

10 Al oír esto, todos los jefes del país, y el pueblo en general, se alegraron y llevaron sus ofrendas al cofre hasta llenarlo.

11 Cada día, los levitas llevaban el cofre a los asistentes del rey. Cuando estos veían que había mucho dinero, avisaban al secretario del rey y al siervo del jefe de los sacerdotes para que lo vaciaran. Luego, volvían a colocar el cofre a la entrada del Templo; de esa manera, lograron juntar una gran cantidad de dinero.

12 El rey y Joyadá entregaban el dinero a los encargados de las obras del Templo, y estos pagaban a los albañiles y carpinteros, y a los que trabajaban el hierro y el bronce para reparar el Templo de Dios.

13 Todos trabajaron con diligencia, de manera que las obras avanzaron con rapidez hasta que el Templo de Dios quedó restaurado por completo.

14 Cuando terminaron, devolvieron al rey y a Joyadá el dinero que había sobrado. Con él hicieron utensilios de oro y plata para utilizarlos en el culto del Templo. Y así, mientras Joyadá vivió, se ofrecieron continuamente en el Templo sacrificios en honor de Dios.

15 Pero Joyadá envejeció y, al llegar a los ciento treinta años, murió.

16 Y como había servido bien al pueblo de Israel, a Dios y a su Templo, lo sepultaron en la ciudad de David, en el cementerio de los reyes.


Joás se aleja de Dios

17 Después de la muerte de Joyadá, los jefes de Judá fueron a rendir homenaje al rey al que dieron malos consejos.

18 De hecho, tanto ellos como el rey se olvidaron del Templo del Dios de sus antepasados y volvieron a adorar las imágenes de Astarté y otros dioses falsos. Esto provocó la ira de Dios contra Judá y Jerusalén.

19 Sin embargo, Dios les envió profetas a ver si sus advertencias lograban convertirlos. Pero ellos no les hicieron ningún caso.

20 Entonces Zacarías, hijo del sacerdote Joyadá, se sintió movido por el espíritu de Dios y se dirigió al pueblo con estas palabras: —Así dice Dios: «Como no habéis cumplido mis mandamientos, os habéis buscado vuestra propia ruina. Me habéis abandonado y ahora yo os abandono a vosotros».

21-22 El rey Joás se olvidó de la lealtad que le había tenido siempre Joyadá, el padre de Zacarías, y cuando los enemigos de este quisieron deshacerse de él, el propio rey dio la orden de que lo mataran a pedradas en el patio del Templo de Dios. Cuando Zacarías estaba a punto de morir, dijo: —¡Que Dios sea testigo y os castigue por hacerme esto!


Muerte de Joás

23-24 Y así sucedió. Un año después, Dios castigó a Joás al permitir que un reducido ejército sirio derrotara a un ejército mucho más numeroso. Los sirios invadieron Judá y Jerusalén, dieron muerte a todos los jefes del país, se apoderaron de un abundante botín de guerra y se lo enviaron al rey de Damasco.

25-26 A Joás lo dejaron gravemente herido; y en cuanto los sirios se retiraron, sus ayudantes, Zabad el amonita y Josabab el moabita, se vengaron del asesinato de Zacarías y mataron a Joás en su propia cama. Luego lo enterraron en la ciudad de David, pero no en el cementerio de los reyes.

27 La historia de los hijos de Joás, las muchas profecías pronunciadas contra él, y la reparación del Templo de Dios, todo está escrito en el «Comentario del Libro de los Reyes». Amasías, su hijo, le sucedió como rey.

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