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Romanos 11 - Biblia Martin Nieto

1 Yo pregunto: ¿Es que Dios ha rechazado a su pueblo? De ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abrahán, de la tribu de Benjamín.

2 Dios no ha rechazado a su pueblo,

3 Señor, han matado a tus profetas, han derribado tus altares, he quedado yo solo y quieren matarme.

4 Pero Dios le contestó: Me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla ante Baal.

5 Pues así también en el tiempo presente Dios ha elegido generosamente un resto.

6 Lo ha hecho por pura generosidad suya, y no por méritos humanos; si no fuera así, no podríamos hablar de la generosidad de Dios.

7 Esto quiere decir que lo que Israel buscaba no lo alcanzó, mientras que los elegidos lo consiguieron; y los demás fueron endurecidos,

8 como dice la Escritura: Dios les embotó el espíritu, les dio ojos para no ver y oídos para no oír hasta el día de hoy.

9 Y David dice: Que su mesa se convierta en un lazo para ellos, en trampa, en tropiezo y en castigo;

10 que se queden para siempre ciegos y que para siempre se doblen sus riñones.

11 Por tanto, yo pregunto: ¿Es que tropezaron sólo para caer? De ninguna manera. Su caída ha servido para la salvación de los paganos, provocando así la envidia en Israel.

12 Y si su caída es la riqueza del mundo, si su fracaso es riqueza de los paganos, ¡cuánto más lo será su conversión en masa!

13 Ahora me dirijo a vosotros, los paganos. Como apóstol vuestro, procuro dar gran realce a mi ministerio,

14 por ver si a los de mi raza les entra envidia y logro salvar a algunos de ellos.

15 Porque si su pérdida ha servido para la reconciliación del mundo, su readmisión será como un volver de la muerte a la vida.

16 Pues si la primicia es santa, también lo será la masa; y si la raíz es santa, también lo serán las ramas.

17 Ahora bien, si algunas ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, fuiste injertado en ellas e incorporado a la raíz y a la pingüe savia del olivo,

18 no te engrías contra las ramas; y si te engríes, piensa que tú no sustentas la raíz, sino la raíz a ti.

19 Pero dirás: Las ramas fueron cortadas para que yo fuera injertado.

20 Bien, fueron cortadas por su incredulidad, y tú por la fe estás en pie. No seas orgulloso y ten mucho cuidado.

21 Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará.

22 Ten presente la bondad y la severidad de Dios: severidad para con los caídos; bondad para contigo, con tal que permanezcas en esa bondad; pues, de lo contrario, también tú serás cortado.

23 Y ellos, si dejan la incredulidad, serán injertados; pues Dios tiene poder para injertarlos de nuevo.

24 Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza era olivo silvestre, y contra la propia naturaleza fuiste injertado en el olivo bueno, ¡cuánto más ellos, las ramas naturales, serán injertadas en el propio olivo!

25 Hermanos, no quiero que ignoréis este misterio -para que no presumáis de vosotros mismos-: el endurecimiento de una parte de Israel ha sucedido hasta que todos los paganos hayan entrado;

26 entonces todo Israel se salvará, como dice la Escritura: Vendrá el libertador de Sión, apartará los crímenes de Jacob.

27 Y ésta será mi alianza con ellos, cuando yo perdone sus pecados.

28 En cuanto al evangelio, son tenidos como enemigos para vuestro bien; pero en cuanto a la elección, siguen siendo muy queridos de Dios en atención a sus antepasados;

29 porque los dones y el llamamiento de Dios son irrevocables.

30 Pues así como vosotros en otro tiempo fuisteis desobedientes a Dios y ahora habéis conseguido misericordia por la desobediencia de ellos,

31 así también ahora ellos han sido desobedientes, para que con ocasión de la misericordia que os ha concedido a vosotros también ellos alcancen misericordia.

32 Pues Dios encerró a todos en la desobediencia para tener misericordia con todos.

33 ¡Qué profundidad de riqueza, de sabiduría y de ciencia la de Dios! ¡Qué incomprensibles son sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!

34 Porque ¿quién conoció el pensamiento del Señor?, ¿quién fue su consejero?

35 O ¿quién le ha dado algo a él para pedirle que se lo devuelva?

36 Porque de él y por él y para él son todas las cosas. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Biblia Version Martin Nieto

Evaristo Martín Nieto©

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