1 Samuel 21 - Biblia Martin Nieto1 David se levantó y partió. Jonatán volvió a la ciudad. 2 David llegó a Nob, donde el sacerdote Ajimélec. Ajimélec salió a su encuentro asustado y le dijo: '¿Por qué estás solo y no hay nadie contigo?'. 3 David le respondió: 'El rey me ha dado esta orden: Que nadie conozca la misión que te confío y la orden que te he dado. Por eso he dado cita a mis hombres en tal lugar. 4 Si tienes cinco panes a mano, dámelos, o lo que encuentres'. 5 El sacerdote respondió: 'No tengo a mano pan ordinario; no hay más que pan santo, si es que tus hombres se han abstenido al menos de relaciones con mujeres'. 6 David contestó: 'Seguro; siempre que salimos nos abstenemos de mujeres, aunque se trate de un viaje de carácter profano; con más razón hoy mis hombres están limpios'. 7 Entonces el sacerdote le dio el pan santo, porque no había allí otro pan que el pan presentado al Señor, y ese mismo día se había retirado del altar para reemplazarlo por pan reciente. 8 Aquel día estaba allí, retenido en el santuario del Señor, uno de los servidores de Saúl, llamado Doeg, idumeo, jefe de los portadores de Saúl. 9 David dijo a Ajimélec: '¿No tienes a mano una lanza o una espada? Porque yo no traigo conmigo ni la espada ni mis armas, pues la orden del rey era urgente'. 10 El sacerdote respondió: 'La espada de Goliat, el filisteo, a quien mataste en el valle del Terebinto; ahí está envuelta en un paño detrás del efod. Si quieres, puedes llevártela, porque aquí no hay más que ésa'. David respondió: 'Dámela; no hay otra como ella'. 11 David se levantó y huyó aquel día lejos de Saúl, llegando a Aquís, rey de Gat. 12 Los servidores dijeron a Aquís: '¿No es este David, el rey del país? ¿No es éste de quien se cantaba con danzas: Saúl mató mil y David diez mil?'. 13 David reflexionó sobre estas palabras y sintió gran miedo de Aquís, rey de Gat, 14 y se hizo el tonto y el loco delante de ellos; tocaba el tambor sobre los batientes de la puerta y dejaba caer la baba sobre su barba. 15 Aquís dijo a sus servidores: 'Estáis viendo que es un loco. ¿Para qué me lo habéis traído? |
Evaristo Martín Nieto©