Salmos 5 - Nueva Biblia Española (1975)1 En paz me acuesto y en seguida me duermo, porque sólo tú, Señor, me haces vivir tranquilo. 2 Señor, escucha mis palabras, percibe mi murmullo, 3 haz caso de mis gritos de socorro, Rey mío y Dios mío. 4 A ti te suplico, Señor; por la mañana me escucharás, por la mañana te expongo mi causa y me quedo aguardando. 5 Tú no eres un Dios que ame la maldad, ni el malvado es tu huésped 6 ni el arrogante se mantiene frente a ti. 7 Detestas a los malhechores, destruyes a los mentirosos, a los traidores y sanguinarios los aborrece el Señor. 8 Pero yo, por tu gran bondad, entraré en tu casa, me postraré hacia tu santuario con toda reverencia. 9 Señor, que me acechan, guíame con tu rectitud, alláname tu camino. 10 En su boca no hay sinceridad, su corazón es perverso, su garganta es sepulcro abierto y halagan con la lengua. 11 Castígalos, oh Dios, que fracasen sus planes, expúlsalos por sus muchos crímenes, pues se rebelan contra ti. 12 Que se alegren los que se acogen a ti, con júbilo eterno, protégelos, que se regocijen los que te aman; |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.