Proverbios 31 - Nueva Biblia Española (1975)1 Máximas de Lemuel, rey de Masa, que le enseñó su madre: 2 ¿Qué tienes, hijo mío, hijo de mis entrañas, hijo de mis promesas? 3 No gastes tu fuerza con mujeres ni tu vigor con las que corrompen a los reyes. 4 No es de reyes, Lemuel, no es de reyes darse al vino, no es de gobernantes darse al licor, 5 porque beben y olvidan la ley y desatienden el derecho del desgraciado: 6 dale el licor al vagabundo y el vino al afligido: 7 que beba y olvide su miseria, que no se acuerde de sus penas. 8 Abre tu boca a favor del mudo, en defensa del desventurado; 9 abre tu boca y da sentencia justa defendiendo al pobre y al desgraciado. 10 Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. 11 Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas. 12 Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. 13 Adquiere lana y lino, sus manos trabajan a gusto. 14 Es como nave mercante que importa el grano de lejos. 15 Todavía de noche se levanta para dar la ración a sus sirvientas. 16 Examina un terreno y lo compra, con lo que ganan sus manos planta un huerto. 17 Se ciñe la cintura con firmeza y despliega la fuerza de sus brazos. 18 Aprecia el valor de sus mercancías y aun de noche no se apaga su lámpara. 19 Extiende la mano hacia el huso y sostiene con la palma la rueca. 20 Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. 21 Si nieva no teme por la servidumbre, porque todos los sirvientes llevan trajes forrados. 22 Confecciona mantas para su uso, se viste de lino y de púrpura. 23 En la plaza su marido es respetado cuando se sienta entre los concejales del pueblo. 24 Teje sábanas y las vende, provee de cinturones a los comerciantes. 25 Está vestida de fuerza y dignidad, sonríe ante el día de mañana. 26 Abre la boca juiciosamente y su lengua enseña con bondad. 27 Vigila las andanzas de sus sirvientes, no come su pan de balde. 28 Sus hijos se levantan para felicitarla, su marido proclama su alabanza: 29 'Muchas mujeres reunieron riquezas, pero tú las ganas a todas'. 30 Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que respeta al Señor merece alabanza. 31 Cántenle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.