Marcos 6 - Nueva Biblia Española (1975)1 Se marchó de allí y fue a su pueblo en compañía de sus discípulos. 2 Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la mayoría de la gente, al oírlo, se preguntaba asombrada: ¿De dónde saca éste eso? ¿Qué saber le han enseñado a éste para que tales milagros le salgan de las manos? 3 ¡Si es el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón! ¡Si sus hermanas viven con nosotros aquí! Y aquello les resultaba escandaloso. 4 Jesús les dijo: Sólo en su tierra, entre sus parientes y en su casa, desprecian a un profeta. 5 No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó a unos pocos enfermos aplicándoles las manos. 6 Y estaba extrañado de aquella falta de fe. Mientras recorría los pueblitos de alrededor enseñando, 7 llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus impuros. 8 Les encargó que no tomaran nada para el camino, un bastón y nada más: ni pan, ni morral, ni monedas en la faja; 9 llevar sandalias, sí, pero que no se pusieran dos túnicas. 10 Y añadió: Quédense en la casa donde los alojen hasta que se vayan de aquel lugar. 11 Y si un lugar no los recibe ni los escucha, al marcharse sacúdanse el polvo de las suelas para echárselo en cara. 12 Ellos se fueron a predicar que se enmendaran, 13 echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. 14 Como su fama se había extendido, el rey Herodes oyó lo que sedecía: que Juan Bautista había resucitado, y por eso los poderes actuaban en él. 15 Otros, en cambio, opinaban que era Elias, y otros que era un profeta comparable a los antiguos. 16 Pero Herodes, al oírlo, decía: Aquel Juan a quien yo le corté la cabeza, ése ha resucitado. 17 Porque este mismo Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado; el motivo fue que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Felipe, 18 y Juan le decía: No te está permitido tener a tu cuñada por mujer. 19 Herodías se la tenía guardada a Juan y quería quitarle la vida; pero no podía, 20 porque Herodes miraba con respeto a Juan, sabiendo que era un hombre recto y santo, y lo tenía protegido. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo. 21 La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. 22 La hija de Herodías en persona entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los comensales. El rey le dijo a la joven: Pídeme lo que quieras, que te lo doy. 23 Y le juró repetidas veces: Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino. 24 Ella salió a preguntarle a su madre: ¿Qué le pido? La madre le contestó: La cabeza de Juan Bautista. 25 Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan Bautista. 26 El rey se puso muy triste, pero debido al juramento y a los convidados, no quiso desairarla, 27 y en seguida mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, 28 trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. 29 Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y le dieron sepultura. 30 Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y todo lo que habían enseñado. 31 El les dijo: Vengan ustedes nada más, a solas, a un lugar despoblado y descansen un poco. Es que eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. 32 Se fueron en la barca a un lugar despoblado, a solas, 33 pero los vieron marcharse y muchos los reconocieron; entonces, de todos los pueblos fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. 34 Al desembarcar vio Jesús mucha gente, le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. 35 Avanzada ya la tarde, se acercaron sus discípulos a decirle: Estamos en lugar despoblado y es ya muy tarde. 36 Despídelos, que vayan a los ranchos y Pueblitos dé alrededor y se compren de comer. 37 El les replicó: Denles ustedes de comer. Le preguntaron: ¿Vamos a comprar de pan medio año de sueldo' para darles de comer? 38 El les dijo: ¿Cuántos panes tienen? Vayan a ver. Cuando lo averiguaron, le dijeron: Cinco, y además dos peces. 39 Les dijo que la gente se echara en el verde formando grupos. 40 Se recostaron en corros de ciento y de cincuenta. 41 Y tomando él los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes en trozos y se los fue dando a los discípulos para que los sirvieran. Repartió también los dos peces entre todos. 42 Comieron todos hasta quedar satisfechos, 43 y recogieron doce canastas de sobras, también del pescado. 44 Comieron cinco mil hombres. 45 En seguida obligó a los discípulos a que se embarcaran y se adelantaran a la orilla de Betsaida,mientras él despedía a la gente. 46 Cuando se despidió de ellos, se retiró al monte a orar. 47 Al anochecer, estaba la barca en mitad del lago y Jesús solo en tierra. 48 Viendo con qué fatiga remaban, porque tenían viento contrario, fue de madrugada en dirección a ellos andando por el lago, y estaba para pasarlos. 49 Ellos, viéndolo andar por el lago, pensaron que era un fantasma y empezaron a dar gritos, 50 porque todos lo vieron y se sobresaltaron. Pero él les habló en seguida y les dijo: Animo, soy yo, no tengan miedo. 51 Subió a la barca con ellos y se apaciguó el viento. Su estupor llegó al colmo, 52 porque estaban obcecados y no habían comprendido lo de los panes. 53 Terminada la travesía tocaron tierra en Genesaret y atracaron. 54 Al desembarcar ellos, algunos lo reconocieron en seguida 55 y se pusieron a recorrer toda aquella región; la gente llevaba a los enfermos en camillas a donde oían que estaba. 56 Donde llegaba, fueran aldeas, pueblos o ranchos, colocaban a los enfermos en la calle y le rogaban que les dejara tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que lo tocaban obtenían la salud. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.