Job 9 - Nueva Biblia Española (1975)1 Respondió Job: 2 Sé muy bien que es así: que el hombre no lleva razón contra Dios. 3 Si Dios se digna pleitear con él, él no podrá rebatirle de mil razones una. 4 ¿Quién, fuerte o sabio, le resiste y queda ileso? 5 El desplaza las montañas sin que se advierta y las vuelca con su cólera; 6 estremece la tierra en sus cimientos, y sus columnas retiemblan; 7 manda al sol que no brille y guarda bajo sello las estrellas; 8 él solo despliega el cielo y camina sobre el dorso del mar; 9 creó la Osa y Orión, las Pléyades y las Cámaras del Sur; 10 hace prodigios incomprensibles, maravillas sin cuento. 11 Si cruza junto a mí, no lo veo; pasa rozándome, y no lo siento; 12 si agarra una presa, ¿quién se la quitará?, ¿quién podrá decirle: 'Qué estás haciendo'? 13 Dios no cede en su enojo, bajo él se encorvan las legiones del Caos. 14 Cuánto menos podré yo replicarle o escoger argumentos contra él. 15 Aunque tuviera yo razón, no recibiría respuesta, tendría que suplicar a mi adversario 16 aunque lo citara para que me respondiera, no creo que me hiciera caso; 17 me arrollaría con la tormenta y me heriría mil veces sin pretexto; 18 no me dejaría ni tomar aliento, me saciaría de amargura. 19 Si se trata de fuerza, él puede más; si es en un juicio, ¿quién lo hará comparecer? 20 Aunque tuviera yo razón, me condenaría; aunque fuera justo, me declararía perverso. 21 Soy inocente; no me importa la vida, desprecio la existencia; 22 pero es lo mismo -se lo aseguró-: Dios acaba con inocentes y culpables; 23 si una calamidad siembra muerte repentina, él se burla de la desgracia del inocente'; 24 deja la tierra en poder de los malvados y venda los ojos a sus gobernantes: ¿quién sino él lo hace? 25 Mis días corren más que un correo y se escapan sin probar la dicha; 26 se deslizan como lanchas de papiro, como águila que se lanza sobre la presa. 27 Y si me digo: 'Olvidaré mi aflicción, pondré buena cara', 28 temo toda clase de desgracias, sabiendo que no me absolverás. 29 Y si soy culpable, ¿para qué fatigarme en vano? 30 Aunque me frotara con jabón y me lavara las manos con lejía, 31 me hundirías en el fango y mis vestidos me darían asco. 32 Dios no es hombre como yo, para decirle: 'Vamos a comparecer en juicio'; 33 no hay un arbitro entre nosotros que pueda poner la mano sobre ambos. 34 Que aparte de mí su vara y no que enloquezca con su terror, 35 y aunque no lleve razón contra él, hablaré sin miedo. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.