Isaías 8 - Nueva Biblia Española (1975)1 El Señor me dijo: Toma una tabla grande, y escribe con caracteres ordinarios: 'Prontoalsaqueo, Prestoalbotín'. 2 Entonces yo tomé dos testigos fieles: Urías, sacerdote, y Zacarías, hijo de Baraquías. 3 Me llegué a la profetisa; ella concibió y dio a luz un hijo. El Señor me dijo: Ponle por nombre Prontoálsaqueo, Prestoalbotín. 4 Porque antes que el niño aprenda a decir 'papá, mamá', las riquezas de Damasco y el despojo de Samaria serán llevados a presencia del rey de Asiria. 5 El Señor volvió a dirigirme la palabra: 6 Ya que ese pueblo ha despreciado el agua de Siloé, que corre mansa, por la arrogancia de Rasín y del hijo de Romelías, 7 sepan que el Señor hará que los sumerjan las aguas del Eufrates, torrenciales e impetuosas: (el rey de Asiria, con todo su ejército)' rebasan las orillas, desbordan las riberas, 8 invaden Judá, lo inundan, crecen y alcanzan hasta el cuello. Y se desplegarán sus alas hasta cubrir la anchura de su tierra, ¡oh Diosconnosotros! 9 Ensáñense, pueblos, que saldrán derrotados, escúchenlo, países lejanos: ármense, que saldrán derrotados, ármense, que saldrán derrotados; 10 hagan planes, que fracasarán; pronuncien amenazas, que no se cumplirán, porque tenemos a Diosconnosotros. 11 Así me dijo el Señor, mientras su mano me agarraba y me amonestaba para que no siguiera el camino de este pueblo: 12 No llamen aliados a los que ese pueblo llama aliados, no los aterre ni los atemorice lo que él teme; 13 al Señor de los ejércitos llamarán Santo, él sea su temor, él sea su terror. 14 El será piedra para tropezar y roca para despeñarse para las dos casas de Israel, será lazo y trampa para los habitantes de Jerusalén: 15 muchos tropezarán en ella, caerán, se destrozarán, se enredarán y quedarán atrapados. 16 Guardo selladas las instrucciones que garantizan mis discípulos, 17 y aguardo al Señor, que oculta su rostro a la casa de Jacob, y espero en él. 18 Aquí estoy yo con mis hijos -los que me dio el Señor como signos y presagios para Israel de parte del Señor de los ejércitos, que habita en el Monte Sión. 19 Cierto, les dirán: Consulten a los espíritus y adivinos que susurran y musitan: ¿No consulta un pueblo a sus dioses, y a los muertos acerca de los vivos, 20 en busca de instrucciones garantizadas? Seguro que les hablarán así. 21 Pasará por allí, agobiado y hambriento, y rabioso de hambre maldecirá a su rey y a su Dios. Volverá la cabeza a lo alto 22 y mirará a la tierra: todo es aprieto y oscuridad sin salida, angustia y tinieblas densas, sin aurora; no habrá salida para la angustiada. Si en otro tiempo humilló el país de Zabulón, y el país de Neftalí, en un futuro ensalzará el camino del mar, allende el Jordán, la comarca de los paganos. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.