Isaías 48 - Nueva Biblia Española (1975)1 Escuchen esto, casa de Jacob, que llevan el nombre de Israel, y brotan de la semilla de Judá, que juran por el nombre del Señor, e invocan al Dios de Israel, pero sin verdad ni rectitud, 2 aunque toman nombre de la ciudad santa y se apoyan en el Dios de Israel, cuyo nombre es 'Señor de los ejércitos'. 3 El pasado lo predije de antemano: de mi boca salió y lo anuncié; de repente lo realicé y sucedió. 4 Porque sé que eres obstinado, que tu cerviz es un tendón de hierro y tu frente es de bronce; 5 por eso te lo anuncié de antemano, antes de que sucediera te lo predije, para que no dijeras: 'Mi ídolo lo ha hecho, mi estatua de leño o metal lo ha ordenado'. 6 Lo oíste; míralo todo, ¿por qué no lo anuncias? Y ahora te predigo algo nuevo, secretos que no conoces; 7 ahora son creados, y no antes, ni de antemano los oíste, para que no digas: 'Ya lo sabía'. 8 Ni lo habías oído ni lo sabías, aún no estaba abierta tu oreja; porque yo sabía lo pérfido que eres, que desde el vientre de tu madre te llaman rebelde. 9 Por mi nombre doy largas a mi cólera por mi honor me contengo para no aniquilarte. 10 Mira, yo te he refinado como plata, te he probado en el crisol de la desgracia; 11 por mi, por mí lo hago: porque mi nombre no ha de ser profanado y mi gloria no la cedo 12 Escúchame, Jacob; Israel, a quien llamé: yo soy, yo soy el primero y yo soy el último. 13 Mi mano cimentó la tierra, mi diestra desplegó el cielo; cuando yo los llamo, comparecen juntos. 14 Reúnanse todos y escuchen: ¿quién de ellos lo ha predicho? Mi amigo cumplirá mi voluntad contra Babilonia y la raza de los caldeos. 15 Yo, yo mismo he hablado y lo he llamado, lo he traído y he dado éxito a su empresa. 16 Acérquense y escuchen esto: No hago predicciones en secreto, y cuando sucede, ya estoy yo allí; -y ahora el Señor Dios me ha enviado con su Espíritu-. 17 Así dice el Señor, tu redentor, el Santo de Israel: Yo, el Señor, tu Dios, te enseño para tu bien, te guío por el camino que sigues. 18 Si hubieras atendido a mis mandatos. sería tu paz como un río, tu justicia como las olas del mar; 19 tu descendencia sería como arena, como sus granos, los vástagos de tus entrañas; tu nombre no sería aniquilado ni destruido ante mí. 20 ¡Salgan de Babilonia, huyan de los caldeos! Con gritos de júbilo anúncienlo y proclámenlo, publíquenlo hasta el confín de la tierra. Digan: el Señor ha redimido a su siervo Jacob. 21 No pasaron sed cuando los guió por la estepa, agua de la roca hizo brotar, hendió la roca y manó agua. 22 (Dice el Señor: No hay paz para los malvados). |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.