Hechos 18 - Nueva Biblia Española (1975)1 Después de esto dejó Atenas y se fue a Corinto. 2 Allí encontró a un tal Aquila, judío natural del Ponto, y a su mujer, Priscila; habían llegado hacía poco de Italia, porque Claudio había decretado que todos los judíos abandonaran Roma. 3 Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a trabajar en su casa (eran tejedores de lona). 4 Todos los sábados discutía en la sinagoga, esforzándose por convencer a judíos y griegos. 5 Cuando Silas y Timoteo bajaron de Macedonia, Pablo se dedicó enteramente a predicar, sosteniendo ante los judíos que Jesús es el Mesías. 6 Como ellos se cerraban en banda y respondían con insultos, Pablo se sacudió la ropa y les dijo: Ustedes son responsables de lo que les ocurra; yo no tengo culpa. En adelante me voy con los paganos. 7 Se marchó de allí y se fue a casa de un adicto llamado Ticio Justo, que vivía al lado de la sinagoga. 8 Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su familia; también otros muchos corintios que escuchaban, creían y se bautizaban. 9 Una noche le dijo el Señor a Pablo en una visión: No temas, sigue hablando y no te calles, 10 que yo estoy contigo y nadie te atacará ni te hará daño, porque muchos de esta ciudad pertenecen a mi pueblo. 11 Pablo se quedó allí año y medio explicándoles la palabra de Dios. 12 Pero, siendo Galión procónsul de Grecia, los judíos arremetieron a una contra Pablo, lo condujeron al tribunal 13 y lo acusaron: Este induce a la gente a dar a Dios un culto ilegal. 14 Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Galión dijo a los judíos: Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharlos con paciencia; 15 pero si son cuestiones de doctrinas y de esa Ley suya, allá verán ustedes. Yo no quiero meterme a juez de esos asuntos. 16 Y ordenó despejar el tribunal. 17 Entonces agarraron todos a Sostenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal. Galión no se dio por enterado. 18 Pablo se quedó en Corinto todavía algún tiempo. Luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se afeitó la cabeza, porque había hecho un voto. 19 Al llegar a Efeso se separó allí de ellos y fue a la sinagoga, donde se puso a hablar con los judíos. 20 Le pidieron que se quedara más tiempo, pero no accedió, 21 y se despidió diciendo: Ya volveré por aquí si Dios quiere. Salió de Efeso, 22 desembarcó en Cesárea, subió a saludar a la comunidad y luego bajó a Antioquia. 23 Pasado algún tiempo, emprendió otro viaje y fue recorriendo por etapas la región de Galacia y Frigia confortando a todos los discípulos. 24 Llegó a Efeso un judío llamado Apolo, natural de Alejandría, hombre elocuente y muy versado en la Escritura. 25 Lo habían instruido en el camino del Señor y hablaba con mucho entusiasmo enseñando con gran exactitud la vida de Jesús, aunque no conocía más bautismo que el de Juan. 26 Apolo se puso a hablar abiertamente en la sinagoga. Cuando lo oyeron Priscila y Aquila lo tomaron por su cuenta y le explicaron con más exactitud aún el camino de Dios. 27 Teniendo él intención de pasar a Grecia, los hermanos lo animaron y escribieron a los discípulos de allí que lo recibieran bien. Su presencia, con el favor de Dios, contribuyó mucho al provecho de los creyentes, 28 pues refutaba vigorosamente en público a los judíos, demostrando con la Escritura que Jesús es el Mesías. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.