2 Crónicas 16 - Nueva Biblia Española (1975)1 Pero el año treinta y seis del reinado de Asá, Basa de Israel hizo una campaña contra Judá y fortificó Rama para cortar las comunicaciones a Asá de Judá. 2 Este sacó entonces plata y oro de los tesoros del templo y del palacio y los envió a Benadad, rey de Siria, que residía en Damasco, con este mensaje: 3 Hagamos un tratado de paz, como lo hicieron tu padre y el mío. Aquí te mando plata y oro. Anda, rompe tu alianza con Basa de Israel para que se retire de mi territorio'. 4 Benadad le hizo caso y envió a sus generales contra las ciudades de Israel, devastando Iyón, Dan, Prado Regado y todos los depósitos de las ciudades de Neftalí. 5 En cuanto se enteró Basa, dejó de fortificar Rama e hizo parar las obras. 6 El rey Asá movilizó entonces a todo Judá; desmontaron las piedras y leños con que Basa fortificaba Rama y los aprovecharon para fortificar Loma y Atalaya. 7 En aquella ocasión, el vidente Jananí se presentó ante Asá, rey de Judá, y le dijo: Por haberte apoyado en el rey de Siria en vez de apoyarte en el Señor, tu Dios, se te ha escapado de las manos el ejército del rey de Siria. 8 También los nubios y libios constituían un gran ejército, con innumerables carros y caballos; pero entonces te apoyaste en el Señor, tu Dios, y él los puso en tus manos. 9 Porque el Señor repasa la tierra entera con sus ojos para fortalecer a los que le son leales de corazón. Has hecho una locura y en adelante vivirás en guerra. 10 Asá se indignó con el vidente, e irritado con él por sus palabras, lo metió en la cárcel. Por entonces se ensañó también con otras personas del pueblo. 11 Para las hazañas de Asá, de las primeras a las últimas, véanse los Anales de los reyes de Judá e Israel. 12 El año treinta y nueve de su reinado enfermó de podagra. Aunque la enfermedad se fue agravando, acudió sólo a los médicos, sin acudir al Señor ni siquiera en la enfermedad. 13 Asá murió el año cuarenta y uno de su reinado, yendo a reunirse con sus antepasados. 14 Lo enterraron en el sepulcro que se había excavado en la Ciudad de David. Lo pusieron en una cama llena de un ungüento confeccionado a base de aromas y perfumes, y encendieron en su honor una gran hoguera. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.