Y una mujer cananea, quien vivía en aquella región, comenzó a gritar: – ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio.
Marcos 7:25 - NT Traducción Contemporánea de la Biblia De inmediato, una mujer se enteró que Jesús estaba en aquella casa, ella tenía una hija poseída por un espíritu maligno, por eso lo buscó y se postró a sus pies. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies. Biblia Nueva Traducción Viviente Enseguida una mujer que había oído de él se acercó y cayó a sus pies. Su hijita estaba poseída por un espíritu maligno, Biblia Católica (Latinoamericana) Una mujer, cuya hija estaba en poder de un espíritu malo, se enteró de su venida y fue en seguida a arrodillarse a sus pies. La Biblia Textual 3a Edicion Al momento, una mujer cuya hijita° tenía un espíritu inmundo, luego que oyó acerca de Él, fue y se postró a sus pies. Biblia Serafín de Ausejo 1975 porque en seguida, una mujer que tenía a su hijita poseída de un espíritu impuro, apenas oyó hablar de él, vino a postrarse a sus pies. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, oyendo de Él, vino y se postró a sus pies. |
Y una mujer cananea, quien vivía en aquella región, comenzó a gritar: – ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio.
Vino a Él un leproso, que arrodillándose y suplicándole, le dijo: – Si quieres, puedes limpiarme.
Entonces, la mujer, temblando de miedo pero sabiendo lo que había sucedido, se acercó y se arrodilló ante Él, confesando toda la verdad.
Después de salir de aquel lugar, Jesús se dirigió a la región de Tiro. Al entrar en una casa discretamente, esperaba que nadie supiera dónde se encontraba, pero lamentablemente no logró pasar desapercibido.
La mujer no era judía, más bien fenicia de nacimiento, de la región de Canaán, y pidió a Jesús que ayudara a su hija expulsando al espíritu maligno.
Agradecido, se postró con su rostro a los pies de Jesús, dando gloria a Dios. Él era samaritano.