»Entonces yo, el Rey, diré a los de mi derecha: “Vengan, benditos de mi Padre. Entren al reino que está preparado para ustedes desde la fundación del mundo,
Tito 3:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Lo hizo a fin de poder declararnos justos ante Dios por su gracia y para que fuéramos herederos de la vida eterna, la cual con ansias esperamos alcanzar. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. Biblia Nueva Traducción Viviente Por su gracia él nos hizo justos a sus ojos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la vida eterna. Biblia Católica (Latinoamericana) Habiendo sido reformados por gracia, esperamos ahora nuestra herencia, la vida eterna. La Biblia Textual 3a Edicion para que, justificados por su° gracia, fuésemos hechos herederos de la vida eterna, conforme a la esperanza. Biblia Serafín de Ausejo 1975 para que, justificados por su gracia, seamos, como esperamos, herederos de una vida eterna. Biblia Reina Valera Gómez (2023) para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna. |
»Entonces yo, el Rey, diré a los de mi derecha: “Vengan, benditos de mi Padre. Entren al reino que está preparado para ustedes desde la fundación del mundo,
Iba a seguir su camino cuando un hombre llegó corriendo hasta él y, de rodillas, le preguntó: ―Buen Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
Y si es por ese amor gratuito de Dios, entonces ya no depende de lo que ellos hagan. Si así no fuera, la salvación dejaría de ser gratuita.
Pero Dios, por su gran amor, gratuitamente nos declara inocentes, porque Jesucristo pagó todas nuestras deudas.
En conclusión, podemos decir que Dios hace a la persona justa por la fe en Cristo y no en virtud de la obediencia a la ley.
Por eso, la promesa de Dios se obtiene por fe y es un regalo que no merecemos. Y es también por eso por lo que estamos seguros de recibirla todos los hijos de Abraham, tanto los que se basan en la ley como los que tenemos una fe como la que él tuvo, pues Abraham es padre de todos nosotros.
Quien trabaja recibe su paga no como un regalo sino como algo que se ganó.
Y como somos sus hijos, somos herederos: herederos de Dios y coherederos junto con Cristo. Pero si compartimos su gloria, también hemos de participar de sus sufrimientos.
Varios de ustedes merecían antes estos calificativos, pero ya el Señor les lavó sus pecados, los santificó y los justificó en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
Sin embargo, sabemos muy bien que nadie puede justificarse ante Dios obedeciendo la ley. Sabemos que eso sólo es posible por la fe en Jesucristo. Por eso, nosotros también hemos confiado en Jesucristo, y somos justificados por esa fe y no porque hayamos observado la ley. Nadie se salva por tratar de cumplirla.
Y si ustedes son de Cristo, son la verdadera descendencia de Abraham y herederos de las promesas que Dios le hizo.
Así que ya no eres esclavo, sino hijo de Dios. Y como eres su hijo, Dios te ha hecho su heredero.
Que el Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, quien nos amó y nos dio un consuelo eterno y una esperanza que no merecemos,
Esperamos la vida eterna que Dios, que no puede mentir, prometió desde antes de la creación del mundo;
Sí, Dios ha mostrado su amor gratuito que trae salvación a todo el mundo.
con la mirada puesta en el día en que se cumpla la bendita promesa de su venida y se manifieste la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
¿Acaso no se dedican todos los ángeles a servir a Dios?, ¿acaso no los envía Dios para que ayuden a los que recibirán la salvación?
Por la fe, Noé, cuando se le avisó lo que ocurriría, pero que todavía no podía verse, obedeció y construyó un barco para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y fue heredero de la justicia que viene por la fe.
Por la fe vivió como extranjero en la Tierra prometida. Vivió en tiendas de campaña, lo mismo que Isaac y Jacob, que también eran herederos de la misma promesa,
Dios se ató a un juramento para que los herederos de la promesa estuvieran absolutamente seguros de su cumplimiento, y que supieran que nada cambiaría el juramento.
Escuchen, hermanos queridos: Dios ha escogido a los que son pobres según el mundo, para que sean ricos en fe y reciban como herencia el reino que él prometió a quienes lo aman.
En cuanto a ustedes, esposos, sean comprensivos con sus esposas. Trate cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada y comparte, junto con ustedes, la herencia de la vida eterna. Al hacer esto nada estorbará sus oraciones.