Esto es lo que responde el Santo de Israel: «Ya que desprecian lo que digo, y en cambio confían en fraudes y mentiras, y no quieren arrepentirse,
Sofonías 3:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ¡Pobre de Jerusalén, que es una ciudad rebelde, llena de maldad y opresión! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 ¡Ay de la ciudad rebelde y contaminada y opresora! Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Qué aflicción le espera a la rebelde y contaminada Jerusalén, la ciudad de violencia y crimen! Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Ay de la rebelde, de la manchada, de la ciudad opresora! La Biblia Textual 3a Edicion ¡Ay de la ciudad opresora, rebelde y contaminada! Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡Ay de la rebelde, de la contaminada, de la ciudad opresora! Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¡Ay de la ciudad ensuciada y contaminada y opresora! |
Esto es lo que responde el Santo de Israel: «Ya que desprecian lo que digo, y en cambio confían en fraudes y mentiras, y no quieren arrepentirse,
Les he presentado la historia del pueblo de Dios. Mi pueblo es la viña de la que les he hablado. Israel y Judá son su agradable parcela. Dios esperaba que le produjeran cosecha de justicia, pero halló que sólo cometieron hechos sangrientos. Esperaba que actuaran con rectitud, pero a sus oídos llegaron sólo gritos de opresión.
conocemos nuestra desobediencia, hemos negado al Señor Dios nuestro. Sabemos lo rebeldes e injustos que somos, pues minuciosamente tramamos nuestras mentiras.
Engañan y estafan a todos. Cuanto hacen es pecaminoso; la violencia es su marca distintiva.
Pero tú, ¡tú estás lleno de codicia y fraude! Matas a los inocentes, oprimes a los pobres y reinas despiadadamente.
Pero mi pueblo tiene una voluntad rebelde, se ha apartado de mí y se ha desviado a la idolatría. Aunque yo soy quien les da lluvia cada año en primavera y otoño y les envía el tiempo de las cosechas, no me tienen temor ni respeto.
Porque el Señor de los ejércitos les ha dicho: Corten árboles para emplearlos como arietes, y puedan escalar y tomar las murallas de Jerusalén. La ciudad está confundida y la gente anda desesperada de un lado para otro.
En ella se ve la impiedad por todos lados, en sus calles resuena el eco de la violencia, gente gritando que le han robado o golpeado.
Aun la gente común oprime y roba a los pobres y necesitados y cometen extorsión contra los extranjeros.
Los padres y las madres son desdeñosamente ignorados; se obliga a los inmigrantes y a las visitas a pagarles por su “protección”; los huérfanos y las viudas son agraviados y oprimidos;
»”¡Acarreaste todo este castigo sobre ti por rendir homenajes a los dioses de otras naciones, contaminándote con todos sus ídolos!
Vayan a los palacios de Asdod y a los palacios de Egipto, y díganles a sus reyes: «Reúnanse alrededor de Samaria, y vean todas las injusticias y crímenes que allí se cometen.
Escúchenme «vacas gordas» de Basán, es decir, mujeres ricas de Samaria, que maltratan a los pobres y humillan a los necesitados, que les ordenan a sus esposos: «¡Tráigannos vino para emborracharnos!».
¡No se detienen ante nada para cometer sus maldades! Codician la parcela o la casa de una persona, aunque sea todo lo que esta persona posee, y se la quitan por medio de fraudes, amenazas y violencia. Amenazan al dueño de la casa junto con toda su familia, y le roban lo que tiene.
Dejen de oprimir a las viudas y a los huérfanos, a los extranjeros y a los pobres. Dejen de pensar en cometer maldades contra sus vecinos.
«Dentro de poco tiempo vendré y los juzgaré. Testificaré prontamente contra los hechiceros, contra los adúlteros, contra los mentirosos, contra los que roban a sus jornaleros, contra los que oprimen a las viudas y a los huérfanos, y contra los que son injustos con los extranjeros, sin tener temor de mí. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso.