―Entonces pide prestadas cuantas vasijas puedas de tus amigas y vecinos —le ordenó—.
Salmos 81:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ¡Pero no, mi pueblo no quiere oír! Israel no me quiere a su lado. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Pero mi pueblo no oyó mi voz, E Israel no me quiso a mí. Biblia Nueva Traducción Viviente »Pero no, mi pueblo no quiso escuchar; Israel no quiso que estuviera cerca. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero mi pueblo no me quiso oír,
e Israel no me obedeció. La Biblia Textual 3a Edicion Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Y nada quiso conmigo Israel. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo soy Yahveh tu Dios, el que te condujo desde Egipto: abre tu boca y pide, y yo la llenaré. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas mi pueblo no oyó mi voz, e Israel no me quiso a mí. |
―Entonces pide prestadas cuantas vasijas puedas de tus amigas y vecinos —le ordenó—.
Así que Moisés y Aarón convocaron al pueblo a una reunión y le dijeron: ―Esta tarde sabrán que fue el Señor el que los sacó de la tierra de Egipto.
Como Moisés se demoraba en descender del monte, el pueblo se presentó ante Aarón: ―Mira —le dijeron—, haznos dioses que nos dirijan, porque este Moisés que nos sacó de Egipto no aparece; algo debe de haberle ocurrido.
Por lo tanto, diles a los descendientes de Israel que usaré todo mi poder y realizaré grandes milagros, para sacarlos de la esclavitud y hacerlos libres.
Pero vendrá un día maravilloso, dice el Señor, cuando el tema de toda conversación será que desde los países norteños a donde como castigo los había enviado como esclavos, los traeré de nuevo a su propio país. Ya no será su más importante recuerdo el de cuando liberé a sus antepasados de Egipto, sino que la liberación de su cautiverio del norte será el acontecimiento más celebrado. Aquel portentoso milagro casi no volverá a mencionarse. Sí, los traeré de regreso, dice el Señor, a esta misma tierra que di a sus antepasados.
»Sus antepasados no atendieron este mensaje. Se mostraron soberbios, dieron la espalda y se taparon los oídos con los dedos para no oírme.
»Pronto Israel estuvo saciado, engordó y dio coces; entonces, en la abundancia se olvidaron de su Dios y despreciaron a la Roca de su salvación.
Se olvidaron de la Roca que los había hecho, olvidando que era Dios quien les había dado el ser.
¿No piensan ustedes que merece un mayor castigo el que haya pisoteado al Hijo de Dios?, ¿el que haya despreciado la sangre del pacto por la cual había sido santificado y que haya insultado así al Espíritu de gracia?