Él es mi amoroso aliado y mi fortaleza, mi torre de seguridad y mi libertador, mi escudo y mi refugio. Él es quien pone los pueblos a mis pies.
Salmos 71:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Sé tú mi roca protectora, que siempre me acoge. Ordena que me salven, porque tú eres mi roca y mi fortaleza. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, Porque tú eres mi roca y mi fortaleza. Biblia Nueva Traducción Viviente Sé tú mi roca de seguridad, donde siempre pueda esconderme. Da la orden de salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza. Biblia Católica (Latinoamericana) Sé para mí una roca de refugio, una ciudad fortificada en que me salve, pues tú eres mi roca, mi fortaleza. La Biblia Textual 3a Edicion Sé para mí roca de refugio, Adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, Porque Tú eres mi Roca° y mi baluarte. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Sé mi roca de asilo y un castillo en que salvarme: pues tú eres mi roca y mi castillo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Sé tú mi roca de refugio, adonde recurra yo continuamente: Tú has dado mandamiento para salvarme; porque tú eres mi Roca, y mi Fortaleza. |
Él es mi amoroso aliado y mi fortaleza, mi torre de seguridad y mi libertador, mi escudo y mi refugio. Él es quien pone los pueblos a mis pies.
El Señor es mi fortaleza, mi roca y mi salvación; mi Dios es la roca en la que me refugio. Él es mi escudo, el poder que me salva.
Basta que clame a él para ser librado de todos mis enemigos: ¡Alabado sea el Señor!
Sin embargo, día tras día derrama el Señor sobre mí su constante amor; y por la noche entono sus cánticos y elevo oración al Dios que me da vida.
Reúne tu potencia, exhibe tu poder pues has realizado tales proezas para beneficio nuestro.
»Yo lo trataré como a primogénito mío y lo haré el más grande rey de toda la tierra.
El nombre del Señor es una torre poderosa; los justos acuden a ella y están a salvo.
Las personas que sean así morarán en lo alto. Las rocas de los montes serán sus seguras fortalezas, obtendrán alimento y tendrán toda el agua que necesiten.
mátenlos a todos: viejos y jóvenes, muchachas, mujeres y niños pequeños; pero no toquen a nadie que tenga la marca en la frente. Comiencen aquí mismo en el templo». Y así comenzaron por dar muerte a los sabios consejeros.
El Dios eterno es tu refugio, y abajo están los brazos eternos. Arroja a tus enemigos delante de ti y grita: “¡Destrúyelos!”.