Apenas habían salido de la ciudad, cuando José le dijo a su mayordomo: ―Alcánzalos, detenlos y pregúntales por qué me hacen esto a mí, que he sido tan bondadoso con ellos.
Salmos 7:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 o si le hiciera daño a un amigo, o si a mi enemigo le quitaran sin razón lo que es suyo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Si he dado mal pago al que estaba en paz conmigo (Antes he libertado al que sin causa era mi enemigo), Biblia Nueva Traducción Viviente si he traicionado a un amigo o he saqueado a mi adversario sin razón, Biblia Católica (Latinoamericana) si he devuelto mal por bien, o despojado sin razón a mi contrario, La Biblia Textual 3a Edicion Si pagué con mal al que estaba en paz conmigo, (Antes, liberté al que sin causa era mi adversario), Biblia Serafín de Ausejo 1975 Señor, mi Dios, si hice tal cosa, si hay agravio en mis manos, Biblia Reina Valera Gómez (2023) si pagué mal al que estaba en paz conmigo (Hasta he librado al que sin causa era mi enemigo), |
Apenas habían salido de la ciudad, cuando José le dijo a su mayordomo: ―Alcánzalos, detenlos y pregúntales por qué me hacen esto a mí, que he sido tan bondadoso con ellos.
Si encuentra su copa en poder de alguno de nosotros, que muera. Todos los demás seremos esclavos de su amo para siempre.
Si algo de eso hice yo, ¡que me arranquen el brazo; que me lo disloquen desde el hombro!
Si me he desviado de la senda de Dios, o si mi corazón ha sentido concupiscencia por lo que mis ojos hayan visto, o si soy culpable de cualquier otro pecado, entonces, ¡que otro coseche lo que yo he sembrado y cuanto yo he plantado sea arrancado!
La plata y el oro se prueban con el fuego, pero al corazón lo prueba el Señor.
David entonces huyó de Nayot de Ramá y se unió con Jonatán. ―¿Qué he hecho? —exclamó—. ¿Por qué está tu padre tan decidido a matarme?
―Pero, señor, —replicó Ajimélec—, ¿hay aquí, entre todos tus siervos, alguno que sea tan fiel como David tu yerno? Él es capitán de tu guardia personal y miembro altamente honrado de tu propia casa.
Estas palabras de David persuadieron a sus hombres de no dar muerte a Saúl. Cuando Saúl salió de la cueva para seguir su camino,
―He hecho mal —exclamó Saúl—. Regresa, hijo mío, y no trataré más de dañarte. Tú me has perdonado la vida hoy. He sido un necio y he actuado mal, muy mal.
Ahora, que el Señor salve mi vida, así como yo he salvado la tuya hoy. Que él me salve de toda aflicción.