«¡Dios mío, recuerda estas acciones mías, y no olvides todo lo que he hecho por tu templo y por tu culto!».
Salmos 26:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 No, no soy así, Señor; hago lo que es correcto; sálvame, pues, por piedad. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Mas yo andaré en mi integridad; Redímeme, y ten misericordia de mí. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero yo no soy así; llevo una vida intachable. Por eso, rescátame y muéstrame tu misericordia. Biblia Católica (Latinoamericana) Y a mí, como busco ser perfecto, rescátame, Señor, ten piedad de mí. La Biblia Textual 3a Edicion Pero yo andaré en mi integridad. ¡Redímeme y ten misericordia de mí! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por mi parte, camino en inocencia: rescátame y concédeme tu gracia. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas yo andaré en mi integridad: Redímeme, y ten misericordia de mí. |
«¡Dios mío, recuerda estas acciones mías, y no olvides todo lo que he hecho por tu templo y por tu culto!».
Y ordené a los levitas que se purificaran y que vigilaran las puertas con el fin de preservar la santidad del día de reposo. «¡Recuerda esta acción, Dios mío, y ten compasión de mí, según tu gran misericordia!».
Ellos proveyeron la leña para el altar en el tiempo propicio, y se ocuparon de los sacrificios y de las primicias de todas las cosechas. «¡Acuérdate de mí, Dios mío, y ten misericordia de mí!».
En cambio, los gobernadores que habían estado antes de mí habían exigido alimento, vino y cuatrocientos ochenta gramos de plata, y habían puesto la población a merced de sus ayudantes, quienes los maltrataban. Pero yo obedecí a Dios y no actué de esa manera.
En la tierra de Uz vivía un hombre llamado Job, hombre bueno que temía a Dios y se abstenía de lo malo.
Trataré de vivir una vida sin mancha, pero ¿cuándo vendrás en mi ayuda? Quiero portarme en mi propia casa como debo.
Retira toda acusación en contra mía, Señor; pues he procurado cumplir tus leyes y sin vacilación he confiado en ti.
Pero en cuanto a mí; Dios redimirá mi alma del poder de la muerte; porque él me recibirá.
Pero nadie puede salvar a nadie de la muerte, pagándole rescate a Dios por su vida.
Oh Señor, ¿no recuerdas lo fiel que te he sido y que siempre he procurado obedecerte en cuanto has mandado? Y rompió en grandes sollozos.
Dios y ustedes saben que esto es cierto. Nos portamos con ustedes los creyentes, de manera santa y justa, y por eso nadie puede reprocharnos nada.
Él se entregó a la muerte por nosotros para poder rescatarnos de todas nuestras iniquidades y convertirnos en un pueblo que fuera suyo, dedicado a hacer el bien.