También Abel le dio una ofrenda al Señor. Le ofreció las primeras y mejores crías de sus ovejas. Al Señor le agradó Abel y su ofrenda,
Salmos 20:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Que recuerde con agrado lo que le has brindado: tus sacrificios y ofrendas quemadas: Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Haga memoria de todas tus ofrendas, Y acepte tu holocausto. Selah Biblia Nueva Traducción Viviente Que se acuerde de todas tus ofrendas y mire con agrado tus ofrendas quemadas. Interludio Biblia Católica (Latinoamericana) Que se acuerde de todas tus ofrendas y reciba con agrado tu holocausto. La Biblia Textual 3a Edicion Haga memoria de todas tus ofrendas Y acepte la grosura de tus holocaustos. Selah Biblia Serafín de Ausejo 1975 que él te envíe el socorro desde su santuario, que desde Sión te asista. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Haga memoria de todas tus ofrendas, y acepte tu holocausto. (Selah) |
También Abel le dio una ofrenda al Señor. Le ofreció las primeras y mejores crías de sus ovejas. Al Señor le agradó Abel y su ofrenda,
Luego, David construyó allí un altar al Señor y ofreció holocaustos y ofrendas de paz sobre él. Y oró al Señor, quien respondió enviando fuego desde los cielos para quemar las ofrendas que estaban sobre el altar.
Cuando Salomón terminó de orar, cayeron del cielo ráfagas de fuego y consumieron el holocausto y los sacrificios.
Que el Señor te bendiga desde Sion, y que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida.
Que el Señor te bendiga desde Sion: el Señor que hizo el cielo y la tierra.
Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, las ofrendas quemadas y otra vez sobre tu altar se ofrecerán becerros.
Para mis altares se reservarán los rebaños de Cedar y los carneros traídos de Nebayot, y en aquel día yo glorificaré mi grandioso templo.
Entonces descendió fuego de la presencia del Señor, que consumió la ofrenda y la grasa que había sobre el altar. Cuando el pueblo vio esto, dio gritos de júbilo y adoró al Señor.
Cornelio se quedó mirándolo lleno de temor. ―¿Qué quieres, Señor? —le preguntó al ángel mirándolo fijamente. ―Dios no ha pasado por alto tus oraciones ni tus limosnas.
Y vivan amando a los demás, siguiendo el ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros en sacrificio, como ofrenda de perfume agradable a Dios.
también ustedes son piedras vivas con las que se está edificando una casa espiritual. Así llegan a ser un sacerdocio santo, para que le ofrezcan a Dios sacrificios espirituales por medio de Jesucristo. Estos sacrificios a él le agradan.