el profeta Jehú hijo de Jananí salió a su encuentro y le dijo: «¿Por qué tenías que ayudar al malvado, y amar a los que aborrecen al Señor? Por causa de lo que has estado haciendo, la ira del Señor está sobre ti.
Salmos 139:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Señor, ¿no debo odiar a quienes te odian? ¿No detesto a los que te rechazan? Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, Y me enardezco contra tus enemigos? Biblia Nueva Traducción Viviente Oh Señor, ¿no debería odiar a los que te odian? ¿No debería despreciar a los que se te oponen? Biblia Católica (Latinoamericana) Señor, ¿no debo odiar a los que te odian
y estar hastiado de los que te atacan? La Biblia Textual 3a Edicion ¡Oh YHVH! ¿No aborrezco a quienes te aborrecen? ¿No me repugnan los que se alzan contra ti? Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¿No he de aborrecer, Señor, al que te odia y odiar al que se rebela contra ti? Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos? |
el profeta Jehú hijo de Jananí salió a su encuentro y le dijo: «¿Por qué tenías que ayudar al malvado, y amar a los que aborrecen al Señor? Por causa de lo que has estado haciendo, la ira del Señor está sobre ti.
Ríos de lágrimas brotan de mis ojos, porque la gente desobedece tu ley.
que desprecia al que Dios reprueba pero honra al que le teme al Señor; que cumple lo prometido aunque salga perjudicado;
Detesto las reuniones de los malvados y me niego a unirme a los perversos.
¿Seguirán negándose a escuchar? Entonces mi corazón adolorido llorará en la soledad a causa de su terco orgullo. Se me llenarán de lágrimas los ojos porque el rebaño del Señor será llevado como esclavo lejos de su tierra.
Jesús, mirándolos con una mezcla de enojo y tristeza por la indiferencia que mostraban, le dijo al hombre: ―Extiende la mano. Y al extenderla, se le sanó.
Cuando Jesús estaba cerca de Jerusalén y vio la ciudad, lloró por ella.
Estoy al tanto de la obra que realizas. Me he fijado en tu duro trabajo, en la paciencia que tienes. Sé que no toleras a los malvados y que has examinado cuidadosamente a los que se llaman apóstoles y no lo son, y te has dado cuenta de sus mentiras.
Pero hay algo bueno en ti: aborreces tanto como yo las obras de los nicolaítas.