Salmos 122:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Me alegré mucho cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos. Biblia Nueva Traducción Viviente Me alegré cuando me dijeron: «Vayamos a la casa del Señor». Biblia Católica (Latinoamericana) Me puse alegre cuando me dijeron:
'¡Vamos a la casa del Señor!' La Biblia Textual 3a Edicion Cántico gradual. De David. Yo me alegré con los que me decían: ¡Vayamos a la Casa de YHVH! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Canto gradual. De David. Me llené de gozo cuando me dijeron: 'Iremos a la casa del Señor'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Cántico gradual: de David Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos. |
Quienes confían en el Señor son firmes como el monte Sion, que jamás será conmovido, que permanecerá para siempre.
Cuando el Señor hizo volver a Sion a los cautivos, ¡fue como un sueño!
Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes.
Desde mi juventud mis enemigos me han perseguido —que lo repita ahora Israel—
¡Señor, desde lo profundo de mi desesperación clamo a ti pidiendo ayuda!
Señor, mi corazón no es orgulloso, ni mis ojos altivos; no busco grandezas, ni cosas que sean mayores a mis fuerzas.
¡Que admirable, que agradable es que los hermanos vivan juntos en armonía!
Bendigan al Señor, todos sus siervos, ustedes que sirven por la noche en la casa del Señor.
Mi corazón se consume en la tristeza al recordar aquellos tiempos —¡cómo olvidarlos!— cuando guiaba a una gran multitud hacia el templo en días de fiesta, cantando con gozo, alabando al Señor.
Como disfrutábamos nuestra amistad mientras juntos caminábamos a la casa de Dios.
Un sólo día en tu templo es mejor que mil en cualquier otro sitio. Preferiría ser portero del templo de mi Dios que vivir una vida cómoda en palacios de maldad.
«Vamos», dirán todos, «subamos al monte del Señor, al templo del Dios de Israel; allí nos enseñará él sus leyes, y las obedeceremos». Porque en aquellos días el mundo será gobernado desde Jerusalén.
Llegará un día cuando los vigías de los montes de Efraín te llamarán diciendo: «¡Levántate y vamos a Sion, donde está el Señor Dios nuestro!».
Pueblos numerosos llegarán y dirán: «Vengan, subamos al monte del Señor, entremos al templo del Dios de Israel para que él nos diga qué debemos hacer. Y nosotros seguiremos sus enseñanzas». Porque de Sion, esto es, de Jerusalén, saldrá la instrucción del Señor, la sabiduría y la justicia para vivir en paz.