Entonces Judá le dijo a Onán, hermano de Er: ―Tienes que casarte con Tamar, conforme a lo que nuestra ley exige del hermano del muerto. Así los hijos que ella tenga serán los herederos de tu hermano.
Rut 4:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 ―Yo no puedo hacer eso —contestó el hombre— porque afectaría mi herencia a mis herederos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y respondió el pariente: No puedo redimir para mí, no sea que dañe mi heredad. Redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré redimir. Biblia Nueva Traducción Viviente —Entonces no puedo redimir la tierra —respondió el pariente redentor— porque esto pondría en peligro mi propia herencia. Redime tú la tierra; yo no lo puedo hacer. Biblia Católica (Latinoamericana) El otro, entonces, respondió: 'Si es así la cosa, no podré hacerlo por temor a perjudicar a mis herederos. Te cedo el derecho, cumple tú con la obligación. La Biblia Textual 3a Edicion Y el pariente más cercano respondió: Entonces no podré redimirla para mí, pues destruiría mi heredad. Redime tú usando mi derecho,° porque yo no podré redimir. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero entonces replicó el que tenía derecho de rescate: 'Así no puedo ejercer en favor mío el derecho de rescate, no sea que perjudique a mi herencia. Usa tú en favor tuyo mí derecho de rescate, porque yo no puedo rescatar'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y respondió el pariente: No puedo redimir para mí, porque dañaría mi heredad; redime tú, usando de mi derecho, porque yo no podré redimir. |
Entonces Judá le dijo a Onán, hermano de Er: ―Tienes que casarte con Tamar, conforme a lo que nuestra ley exige del hermano del muerto. Así los hijos que ella tenga serán los herederos de tu hermano.
»Si alguno se empobrece y vende parte de su tierra, sus parientes más cercanos pueden recuperarla.
Pero si el hermano del muerto no quiere cumplir su deber en este asunto y se niega a casarse con la viuda, ella irá a la ciudad donde deliberan los ancianos de la ciudad y les dirá: “Mi cuñado no quiere hacer que continúe el nombre de su hermano. No quiere casarse conmigo”.
Los ancianos de la ciudad lo llamarán y tratarán de convencerlo, y si aún se niega,
la viuda se acercará a él en presencia de los ancianos, le sacará la sandalia del pie y le escupirá en el rostro. Entonces ella dirá: “Esto es lo que le ocurre a un hombre que se niega a dejar descendencia a su hermano”.
―¡Que Dios lo bendiga! Dios ha seguido mostrándonos su misericordia a nosotras y también a tu marido muerto —exclamó Noemí muy emocionada—. Ese hombre es uno de nuestros parientes más cercanos. Él tiene la obligación de ayudarnos.
Quédate aquí durante la noche, y en la mañana yo le hablaré; si él quiere casarse contigo, que se case y que cumpla con su deber. Pero si no, por el Señor que lo haré. Acuéstate aquí hasta la mañana.
―¿Quién eres? —le preguntó. ―Soy yo, señor; Rut —explicó ella—. Hazme tu esposa conforme a la ley de Dios, porque tú eres mi pariente más cercano.