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Proverbios 8:34 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

¡Dichoso el hombre que me escucha, que me espera día tras día atentamente a las puertas de mi casa!

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Biblia Reina Valera 1960

Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas cada día, Aguardando a los postes de mis puertas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

¡Alegres son los que me escuchan, y están atentos a mis puertas día tras día, y me esperan afuera de mi casa!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Feliz el que me escucha, que aguarda cada día junto a mi puerta y permanece a la espera, en el umbral.

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Cuán bienaventurado es el hombre que me escucha, Vigilando en mis portones cada día, Aguardando en el umbral de mis entradas!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Feliz el hombre que me escucha vigilando a mis puertas cada día, guardando los dinteles de mi entrada;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Bienaventurado el hombre que me oye, velando a mis puertas cada día, aguardando a los umbrales de mis puertas.

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Proverbios 8:34
17 Tagairtí Cros  

Tu pueblo es feliz y tus criados están contentos, pero ¿cómo podría ser de otra manera?, pues ellos están aquí día tras día escuchando tu sabiduría.


Lo que pido de Dios, lo que más deseo, es el privilegio de meditar en su templo, vivir en su presencia cada día de mi vida y deleitarme en su perfección y gloria.


Un sólo día en tu templo es mejor que mil en cualquier otro sitio. Preferiría ser portero del templo de mi Dios que vivir una vida cómoda en palacios de maldad.


Porque son transplantados al huerto del Señor, y están en los atrios de nuestro Dios.


Luego tomarán un poco de sangre del animal y la colocarán en los dos postes y en el travesaño de la puerta de la casa en que se han de comer al animal.


Clama por la calle principal, a la entrada de la ciudad:


Feliz es el que halla sabiduría y adquiere inteligencia.


La sabiduría es árbol de vida para quien se sujeta de ella; ¡felices los que no la sueltan!


»Todo el que presta atención a mis enseñanzas y las pone en práctica es tan sabio como el hombre que edificó su casa sobre una roca bien firme.


Zacarías y Elisabet eran piadosos e intachables delante de Dios,


Ella tenía una hermana llamada María, que se sentó a los pies del Señor a escucharlo.


Jesús contestó: ―¡Dichosos, más bien, los que oyen la palabra de Dios y la obedecen!


que se congregaban regularmente para escuchar las enseñanzas de los apóstoles, tener comunión unos con otros, compartir el pan y orar.