Poco tiempo después el Señor le preguntó a Caín: ―¿Dónde está Abel, tu hermano? Caín le contestó: ―No lo sé. ¿Acaso tengo la obligación de cuidar a mi hermano?
Proverbios 28:13 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 El que disimula su pecado no prosperará; pero el que lo confiesa y lo deja, obtendrá misericordia. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Biblia Nueva Traducción Viviente Los que encubren sus pecados no prosperarán, pero si los confiesan y los abandonan, recibirán misericordia. Biblia Católica (Latinoamericana) Ocultar sus faltas no conduce a nada, el que las reconoce y renuncia a ellas se hace perdonar. La Biblia Textual 3a Edicion El que encubre sus pecados no prosperará, Pero el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Quien encubre sus faltas no tiene dicha; quien las confiesa y se enmienda, logrará piedad. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El que encubre sus pecados, no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. |
Poco tiempo después el Señor le preguntó a Caín: ―¿Dónde está Abel, tu hermano? Caín le contestó: ―No lo sé. ¿Acaso tengo la obligación de cuidar a mi hermano?
―He pecado contra el Señor —contestó David a Natán. Natán le respondió: ―Sí, pero el Señor ya te ha perdonado; así que no morirás por este pecado.
Y Absalón le respondió: ―Porque yo quería que le preguntaras al rey por qué me hizo venir de Guesur si no me quería ver. ¡Mejor me habría quedado allá! Arréglame una entrevista con el rey, y si él me encuentra culpable de asesinato, que me ejecute.
―¿Qué han visto en tu palacio? —preguntó Isaías. Y Ezequías le respondió: ―¡Lo han visto todo! ¡Les he mostrado todos mis tesoros!
»Cuando los cielos se cierren y no haya lluvia debido a nuestros pecados, si luego oramos hacia este lugar, confesándote nuestros pecados y pidiéndote perdón por ellos,
Confiesen pues, sus pecados al Señor, Dios de sus padres, y hagan lo que él les pide, es decir, sepárense del pueblo pagano que está alrededor de ustedes, y de esas mujeres.
Entonces Secanías hijo de Jehiel, de la familia de Elam, se acercó a Esdras y le dijo: «Reconocemos que hemos pecado contra nuestro Dios, porque nos hemos casado con mujeres extranjeras, es decir, que no guardan nuestra fe. Pero aún, a pesar de esto, hay esperanza para Israel.
se separaron de todos los extranjeros. Y puestos de pie confesaron sus pecados y los de sus antepasados.
Y el hombre le declarará a sus amigos: “Pequé, pero Dios me dejó libre.
»¿Por qué no clama el pueblo ante su Dios, diciendo: “Hemos pecado, pero nos apartaremos del mal”.
Crea en mí un corazón limpio, Dios, y renueva la rectitud de mi espíritu.
El que perdona la ofensa conserva el amor; el que insiste en ella, separa a los mejores amigos.
Los que siempre buscan hacer el mal, que abandonen sus malos pensamientos y ese estilo de vida, y vuélvanse al Señor, pues él siempre está dispuesto a perdonarlos; el Señor es un Dios compasivo.
Y sin embargo dices: «¡Nada hice que enoje a Dios, estoy segura de que no está enojado!». Pero precisamente por decir «No he pecado» será que te castigaré duramente.
»¡Oh, rey Nabucodonosor, escúcheme, deje de cometer injusticias; haga lo que es recto, ponga fin a sus maldades, muestre misericordia a los pobres! Quizás entonces seguirá viviendo con prosperidad.
Cuando Dios vio que los ninivitas estaban dispuestos a dejar su mala conducta, decidió no destruirlos como había planeado.
Primero prediqué a los que estaban en Damasco, después a los de Jerusalén y de toda Judea, y luego a los que no eran judíos. A todos les prediqué que se arrepintieran y obedecieran a Dios, que demostraran su arrepentimiento haciendo buenas obras.
Pero ellos le suplicaron otra vez: ―Hemos pecado; castíganos como bien te parezca, pero sálvanos sólo una vez más de nuestros enemigos.
Cuando Samuel finalmente lo encontró, Saúl lo saludó con alegría. ―El Señor te bendiga —le dijo—. Bien he cumplido con el mandamiento del Señor.
―He pecado —reconoció finalmente Saúl—. Sí, he desobedecido tus instrucciones y el mandamiento del Señor. Le tuve miedo al pueblo y les dejé hacer lo que quisieron.
―He pecado —insistió Saúl—. Pero, por lo menos, hónrame delante de los jefes y delante del pueblo yendo conmigo a adorar al Señor tu Dios.