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Proverbios 28:12 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Cuando los justos prosperan, todos se alegran, cuando los malvados triunfan, todos se esconden.

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Biblia Reina Valera 1960

Cuando los justos se alegran, grande es la gloria; Mas cuando se levantan los impíos, tienen que esconderse los hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando los justos triunfan, todo el mundo se alegra. Cuando los perversos toman el control, todos se esconden.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Cuando triunfan los justos es grande la alegría; cuando ganan los malos, cada uno se esconde.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Cuando el justo triunfa hay gran esplendor, Cuando se yerguen los malvados, la gente se esconde.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Cuando triunfan los justos, hay gran gozo; cuando se alzan los malvados, todos se ocultan.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Cuando los justos se alegran, grande es la gloria; mas cuando los impíos se levantan, los hombres se esconden.

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Proverbios 28:12
21 Tagairtí Cros  

¿No le han contado que cuando Jezabel estaba tratando de matar a los profetas del Señor, yo escondí a un centenar de ellos en dos cuevas, y les di pan y agua?


Elías entonces huyó para salvar su vida. Se fue a Berseba, ciudad de Judá, y dejó a su siervo allí.


El día veintitrés del mes séptimo, el rey despidió a toda la gente. Así que todos regresaron a sus pueblos y a sus casas, muy alegres por lo bueno que el Señor había sido con David, con Salomón y con su pueblo Israel.


Cuando el justo prospera, la ciudad entera se alegra; cuando el malvado muere, la ciudad grita de alegría.


Cuando los malvados triunfan, la gente se esconde; cuando los malvados caen, los justos prosperan.


Cuando los justos tienen el poder, el pueblo se alegra; pero cuando los malvados tienen el poder, el pueblo sufre.


¡Ay de la nación que tiene por rey a un niño y cuyos dirigentes están embriagados desde la mañana! Dichosa la nación cuyo rey es un noble, y cuyos dirigentes trabajan empeñosamente antes de andar en fiestas y en bebidas, a no ser para fortalecerse para sus tareas.


―Escóndanse tú y Jeremías —le dijeron los dignatarios a Baruc—. ¡No le digan a nadie dónde están!


Entonces el rey ordenó a Jeramel, su hijo, a Seraías, hijo de Azriel, y a Selemías, hijo de Abdel, que detuvieran a Baruc y a Jeremías. Pero el Señor los ocultó.


¡Corran arriba y abajo por todas las calles de Jerusalén; busquen con cuidado por todas partes para ver si pueden hallar siquiera una persona justa y honrada! Si encuentran aunque sea una, no destruiré la ciudad.


¿Ves lo que tengo en la mano? Es el borde de tu manto. Lo corté, pero no te quise matar. ¿No te convence esto de que no estoy tratando de causarte daño y que no he pecado contra ti, aunque tú has estado buscándome para darme muerte?