Ante el Señor están las profundidades de la muerte y del sepulcro, ¡con mayor razón el corazón de los hombres!
Proverbios 27:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 El sepulcro, la muerte y los ojos del hombre jamás se dan por satisfechos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 El Seol y el Abadón nunca se sacian; Así los ojos del hombre nunca están satisfechos. Biblia Nueva Traducción Viviente Así como la Muerte y la Destrucción nunca se sacian, el deseo del hombre nunca queda satisfecho. Biblia Católica (Latinoamericana) La muerte y el mundo de abajo nunca están satisfechos: lo mismo el deseo humano. La Biblia Textual 3a Edicion El Seol y el Abadón no se sacian jamás, Así los ojos del hombre nunca están satisfechos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El seol y el averno son insaciables; tampoco se sacian los ojos del hombre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El infierno y la perdición nunca se hartan: Así los ojos del hombre nunca se sacian. |
Ante el Señor están las profundidades de la muerte y del sepulcro, ¡con mayor razón el corazón de los hombres!
Porque las riquezas pueden desaparecer como si les salieran alas, se van volando como águilas.
Todo es indecible fastidio y fatiga. Por más que vemos, jamás nos satisfacemos; por más que oímos, no estamos contentos. La historia es simple repetición. Nada hay realmente nuevo; todo ha sido hecho o dicho antes. ¿Puedes tú indicar algo que sea nuevo? ¿Cómo sabes que no existió ya en remotas edades? No recordamos lo ocurrido en aquellos tiempos antiguos, y en las futuras generaciones nadie recordará lo que hayamos hecho ahora.
el caso del hombre solitario, sin hijos ni hermanos, y que trabaja arduamente para seguir acumulando riquezas. No se pregunta a quién le quedará todo. ¿Y por qué renuncia a tanto ahora? ¡Todo esto es tan sin sentido y deprimente!
Sabios y necios pasan la vida por igual, afanándose por el alimento, y jamás parecen tener suficiente. Ambos padecen el mismo problema; pero el pobre que sea sabio vive mucho mejor.
Ya el infierno se relame esperando a Jerusalén, como si fuera delicioso bocado. Devorados serán los grandes y pequeños de ella, así como sus ebrias multitudes.
Pero tú, ¡tú estás lleno de codicia y fraude! Matas a los inocentes, oprimes a los pobres y reinas despiadadamente.
Estos babilonios arrogantes desean siempre el poder, por eso se apoderan de naciones y de pueblos. Pero es tanta su codicia, que se parecen a la muerte que nunca está satisfecha, aunque sean muchos los muertos.
»Esperan mucho, pero reciben poco. Lo que logran guardar en sus casas, yo lo hago desaparecer de un soplo. ¿Por qué? Porque mi templo yace en ruinas y a ustedes nada les importa. Su única preocupación es el adorno de sus propias casas. Lo digo yo, el Señor Todopoderoso.
porque nada de lo que hay en el mundo —las pasiones sexuales, el deseo de poseer todo lo que agrada y el orgullo de poseer riquezas— proviene del Padre sino del mundo.