Quizá el Señor tenga en cuenta mi profundo dolor, y en vez de maldiciones envíe bendiciones sobre mí.
Proverbios 20:22 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 No digas: «¡Me vengaré por el mal que me has hecho!». Confía en el Señor y él actuará por ti. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 No digas: Yo me vengaré; Espera a Jehová, y él te salvará. Biblia Nueva Traducción Viviente No digas: «Me voy a vengar de este mal»; espera a que el Señor se ocupe del asunto. Biblia Católica (Latinoamericana) No digas: '¡Me vengaré!', confía en Yavé para resarcirte. La Biblia Textual 3a Edicion No digas: yo me vengaré, Espera a YHVH, y Él te salvará. Biblia Serafín de Ausejo 1975 No digas: 'Pagaré mal con mal'; confía en Yahveh, y él te ayudará. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No digas: Yo me vengaré; espera en Jehová, y Él te salvará. |
Quizá el Señor tenga en cuenta mi profundo dolor, y en vez de maldiciones envíe bendiciones sobre mí.
Espera al Señor; él acudirá. Sé valiente, resuelto y animoso. Sí; espera, y él te ayudará.
No seas impaciente esperando que el Señor se manifieste. Continúa tu marcha firme por su senda, y a su tiempo él te honrará para que heredes la tierra, y verás destruidos a los malvados.
El buen juicio hace al hombre calmar su enojo y el pasar por alto la ofensa le trae honra.
La herencia que al principio se obtiene con facilidad, al final no traerá alegría.
Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas: emprenderán vuelo como si tuvieran alas de águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no desfallecerán.
»No busquen la venganza. No conserven rencor en el corazón, sino amen a su prójimo como a ustedes mismos, porque yo soy el Señor.
Pero yo les digo: No paguen mal por mal. Si los abofetean en la mejilla derecha, presenten la otra.
Mía es la venganza y la retribución, porque a su tiempo su pie resbalará. El día de la condenación de sus enemigos está cerca; es segura e inminente”.
Asegúrense de que ninguno pague mal por mal. Al contrario, procuren siempre hacer el bien, no sólo entre ustedes sino también a todos los demás.
Cuando lo insultaban, él no respondía con insultos. Cuando lo hacían sufrir, no los amenazaba, sino que se entregaba a Dios y dejaba que él juzgara con justicia.
No le hagan mal al que les hizo mal ni insulten al que los insultó. Al contrario, bendíganlo, porque Dios los eligió a ustedes para que reciban bendición.
Así pues, los que sufren porque Dios así lo quiere, sigan haciendo el bien y entréguense a su Creador, porque él es fiel.
«Cíñanse las espadas», fue la respuesta de David, mientras se ceñía la suya. Cuatrocientos fueron con David y doscientos se quedaron para cuidar el campamento.