Toda su familia trató en vano de consolarlo. Pero él decía: «No dejaré de llorar hasta que muera y me reúna con mi hijo». Y seguía llorando.
Proverbios 15:15 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Para el afligido, todos los días traen problemas; para el de corazón alegre, todos los días son de fiesta. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Todos los días del afligido son difíciles; Mas el de corazón contento tiene un banquete continuo. Biblia Nueva Traducción Viviente Para el abatido, cada día acarrea dificultades; para el de corazón feliz, la vida es un banquete continuo. Biblia Católica (Latinoamericana) Para el infeliz todos los días son malos, el que tiene alegre el corazón está siempre de fiesta. La Biblia Textual 3a Edicion Todos los días del desdichado son difíciles, Pero el de corazón alegre tiene un banquete continuo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todos los días son malos para el pobre, el dichoso goza de perpetuo festín. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Todos los días del afligido son malos; mas el de corazón contento tiene un banquete continuo. |
Toda su familia trató en vano de consolarlo. Pero él decía: «No dejaré de llorar hasta que muera y me reúna con mi hijo». Y seguía llorando.
Jacob le respondió: ―He vivido ciento treinta años que han sido largos y difíciles, pero no se pueden comparar con la edad de mis antepasados.
El corazón feliz, alegra la cara; el corazón lastimado, entristece el espíritu.
El corazón sabio busca el conocimiento, pero la boca de los necios se alimenta de necedades.
Es mejor tener poco y honrar al Señor, que tener muchos tesoros y grandes angustias.
La prudencia es fuente de vida para quien la posee; pero instruir al necio es una locura.
El corazón alegre es una buena medicina, pero el ánimo triste debilita el cuerpo.
Era ya media noche. Pablo y Silas todavía estaban orando y cantando himnos al Señor. Los demás prisioneros escuchaban.
Regocíjense en la esperanza, tengan paciencia si sufren y nunca dejen de orar.
Y además de todo esto, también nos sentimos orgullosos en Dios, gracias a nuestro Señor Jesucristo, por quien ahora hemos sido reconciliados con Dios.
Con gran satisfacción y sinceridad podemos afirmar que siempre hemos dependido de la gracia del Señor y no de nuestra sabiduría y que siempre hemos sido puros y sinceros en el mundo, especialmente en cuanto a la forma en que nos hemos comportado con ustedes.
Pues así como sufrimos abundantemente por Cristo, así de grande es el consuelo que él nos da.
Tenemos el corazón adolorido, pero a la vez no nos falta el gozo. Parecemos pobres, pero enriquecemos a muchos; no tenemos nada, y, sin embargo, somos dueños de todo.
Al contrario, alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también se alegren muchísimo cuando se muestre la gloria de Cristo.