Luego se pusieron a conversar entre ellos y decían: ―Esto nos ha ocurrido como consecuencia de lo que le hicimos a José en nuestra juventud. Vimos el terror y la angustia suya y oímos sus ruegos, pero no le hicimos caso.
Proverbios 14:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Cada corazón conoce su propia amargura, y ningún extraño puede compartir su alegría. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 El corazón conoce la amargura de su alma; Y extraño no se entremeterá en su alegría. Biblia Nueva Traducción Viviente Cada corazón conoce su propia amargura, y nadie más puede compartir totalmente su alegría. Biblia Católica (Latinoamericana) El corazón conoce su propia pena, y su alegría nadie podrá compartirla. La Biblia Textual 3a Edicion El corazón conoce su propia amargura, Y en su alegría no participa el extraño. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cada corazón tiene su pena, y no comparte su alegría con extraños. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El corazón conoce su propia amargura; y extraño no se entrometerá en su alegría. |
Luego se pusieron a conversar entre ellos y decían: ―Esto nos ha ocurrido como consecuencia de lo que le hicimos a José en nuestra juventud. Vimos el terror y la angustia suya y oímos sus ruegos, pero no le hicimos caso.
Pero cuando llegó ante Eliseo, se arrojó al suelo delante de él y se abrazó a sus pies. Guiezi se acercó para apartarla, pero el profeta le dijo: ―Déjala. Es que tiene un gran pesar, y el Señor no me ha revelado de qué se trata.
»¡Estoy harto de esta vida! Dejen que dé rienda suelta a mis quejas. Hablaré en mi dolor y en mi amargura.
Dios destruye también a los que padecen espantosa miseria y jamás poseyeron bien alguno.
»¡Ay, déjame expresar mi angustia. Que dé rienda suelta a la amargura de mi alma!
Ser amigo tuyo, oh Dios, es privilegio de quienes te honran. Sólo con ellos compartes los secretos de tu pacto.
El corazón feliz, alegra la cara; el corazón lastimado, entristece el espíritu.
El ánimo del hombre puede sostener al enfermo, ¿pero quién puede levantar al abatido?
El Espíritu me alzó por los aires. Yo iba lleno de amargura e ira, pero la mano del Señor me tenía agarrado con gran fuerza.
»En este momento estoy lleno de angustia, ¿y por eso voy a decir: “Padre, sálvame de este sufrimiento”? ¡Si para eso he venido!
Jesús le contestó: ―El que me ama, obedece mi palabra. Por eso, Dios lo amará y vendremos a vivir con él.
Y la paz de Dios, esa paz que nadie puede comprender, cuidará sus corazones y pensamientos en Cristo.
Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que no lo han visto; y aunque ahora no lo ven, creen en él y se llenan de una gran alegría,
El que tenga oídos, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias: El que salga vencedor comerá del maná escondido, y le daré una piedra blanca en la que habré grabado un nuevo nombre que sólo conoce el que lo recibe.
Ella estaba profundamente angustiada y clamaba con amargura mientras oraba al Señor.
―No, señor —contestó ella—, no estoy ebria; es que estoy muy triste y estaba derramando las penas de mi corazón delante del Señor. No pienses que soy una borracha.