El necio se enfurece fácilmente, pero el prudente se mantiene sereno cuando lo insultan.
El necio al punto da a conocer su ira; Mas el que no hace caso de la injuria es prudente.
Un necio se enoja enseguida, pero una persona sabia mantiene la calma cuando la insultan.
El tonto manifiesta su disgusto al instante, el hombre juicioso no da muestras de la afrenta.
El necio manifiesta su ira al instante, Pero el prudente pasa por alto la injuria.
El necio muestra al punto su cólera, el prudente disimula la afrenta.
El necio al punto da a conocer su ira: Mas el que disimula la injuria es prudente.
Los necios mueren frustrados, abrumados por su propia ira.
El odio provoca pleitos, pero el amor cubre todas las faltas.
El testigo honesto dice la verdad, pero el falso dice mentiras.
La sabiduría habita en el corazón de los sabios, pero los necios no la conocen.
La prudencia es fuente de vida para quien la posee; pero instruir al necio es una locura.
El que perdona la ofensa conserva el amor; el que insiste en ella, separa a los mejores amigos.
Como ciudad con sus murallas destrozadas es el hombre que no se sabe dominar.
La piedra es pesada y la arena es toda una carga, pero el enojo del necio pesa más que ellas.
El necio deja escapar todo su enojo, el sabio lo controla.
Mis queridos hermanos, pongan atención: Todos ustedes deben estar listos para escuchar, pero deben ser lentos para hablar y para enojarse.