e hicieron lo que el Señor les había ordenado por medio de Moisés y de Aarón.
Números 31:41 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Todo lo que correspondía a la porción del Señor fue entregado a Eleazar el sacerdote conforme a las instrucciones dadas a Moisés. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y dio Moisés el tributo, para ofrenda elevada a Jehová, al sacerdote Eleazar, como Jehová lo mandó a Moisés. Biblia Nueva Traducción Viviente Moisés le dio al sacerdote Eleazar la porción del Señor, tal como el Señor lo había ordenado. Biblia Católica (Latinoamericana) Moisés dio al sacerdote Eleazar la ofrenda reservada para Yavé, como Yavé había ordenado a Moisés. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces Moisés entregó el tributo al sacerdote Eleazar como ofrenda alzada a YHVH, tal como YHVH había ordenado a Moisés. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Moisés entregó al sacerdote Eleazar el tributo reservado para Yahveh, como Yahveh lo había ordenado a Moisés. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y dio Moisés el tributo, por elevada ofrenda a Jehová, a Eleazar el sacerdote, como Jehová lo mandó a Moisés. |
e hicieron lo que el Señor les había ordenado por medio de Moisés y de Aarón.
Sí, yo te he dado todas estas “ofrendas mecidas” que los israelitas presentan al Señor. Son para que tú y tu familia las coman. Este es un convenio permanente entre el Señor, tú y tus descendientes.
Además el Señor le dio estas órdenes a Aarón: «He cedido a los sacerdotes todos los presentes que se ofrecen al Señor; todas las ofrendas que se presentan al Señor meciéndolas delante del altar te pertenecen a ti y a tus hijos por norma permanente.
La mitad del botín que le correspondía al resto del pueblo fue de: 337.500 ovejas, 36.000 bueyes, 30.500 burros, y 16.000 muchachas.
Cuando el pueblo de Israel lleve una ofrenda al Señor, la ofrenda quedará como posesión de los sacerdotes».
ni bolsa con comida; no lleven más túnicas ni más calzado que los que traen puestos, ni lleven bordón, porque las personas a las que ustedes ayuden tienen el deber de alimentarlos y cuidarlos.
Los que estudian la Palabra de Dios deben ayudar económicamente a sus maestros.
Los ancianos que cumplen bien con su deber en la iglesia, especialmente los que se dedican a predicar y enseñar, deben ser doblemente apreciados y recompensados.