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Números 23:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Los he visto desde las altas cumbres, los he observado desde las colinas. Viven solos, y prefieren ser distintos a cualquiera otra nación.

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Biblia Reina Valera 1960

Porque de la cumbre de las peñas lo veré, Y desde los collados lo miraré; He aquí un pueblo que habitará confiado, Y no será contado entre las naciones.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Desde las cimas del precipicio los veo; los miro desde las colinas. Veo a un pueblo que vive aislado, apartado de las otras naciones.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¡Lo veo de lo alto de los riscos y lo contemplo de lo alto de las colinas: ese pueblo vive aparte no se lo puede contar entre las naciones!

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La Biblia Textual 3a Edicion

En verdad, desde la cumbre de las peñas lo contemplo, Desde los collados lo diviso: Ve ahí un pueblo que mora aparte, Y entre las naciones no será contado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Desde la cima de las rocas lo veo; desde lo alto de las colinas lo contemplo. Es un pueblo que habita aparte, que no es contado entre las naciones.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque de la cumbre de las rocas lo veo, y desde los collados lo miro: He aquí un pueblo que habitará apartado, y no será contado entre las naciones.

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Números 23:9
15 Tagairtí Cros  

Y que algunos hombres de Israel se habían casado con mujeres de estas naciones paganas. De modo que el pueblo santo de Dios se estaba contaminando mediante estos matrimonios mixtos, y algunos de los jefes políticos del pueblo eran los primeros en dar mal ejemplo.


Amán se presentó ante el rey para hablarle del asunto, y le dijo: ―Hay un pueblo esparcido por todas las provincias del reino, cuyas leyes son diferentes a las de todas las naciones y, por eso, ese pueblo se niega a obedecer las leyes del rey. ¡Su Majestad no puede permitir que sigan viviendo!


Si no vas con nosotros, ¿quién sabrá que mi pueblo y yo contamos con tu ayuda, y que somos diferentes a los demás pueblos que habitan la tierra?


¡No temas, oh Jacob, siervo mío, dice el Señor, porque yo estoy contigo! Yo destruiré a todas las naciones a las cuales te he enviado cautivo, pero a ti no te destruiré. Yo te castigaré, pero únicamente lo que baste para corregirte.


«¡Ve!», le dijo el Señor al rey Nabucodonosor, «ataca a esas ricas tribus beduinas que viven sin vecinos en el desierto, libres de toda preocupación, jactándose de bastarse a sí mismas, de que no necesitan ningún tipo especial de protección.


»Pues yo he mandado que Israel sea zarandeado por las otras naciones, como se zarandea el trigo en una criba, sin que un solo grano caiga a tierra.


¡Señor, ven y cuida a tu pueblo, apacienta a tu rebaño! Haz que tu pueblo viva en paz y con prosperidad; permítele deleitarse en las fértiles praderas de Basán y Galaad, como antes lo hacía.


Por eso el Señor añade: «Salgan de en medio de ellos, apártense; no toquen sus inmundicias, y yo los recibiré


Cuando Dios dividió el mundo entre las naciones, según el número de los hijos de Israel.


Por esta razón, Israel habita confiada, prosperando en tierra de grano y de vino, mientras las lluvias suaves descienden de los cielos.


Él se entregó a la muerte por nosotros para poder rescatarnos de todas nuestras iniquidades y convertirnos en un pueblo que fuera suyo, dedicado a hacer el bien.


Pero ustedes son una familia escogida, son sacerdotes reales y son una nación santa. Son un pueblo que Dios compró para que anuncien sus obras extraordinarias; él fue quien los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.