Cayó del cielo fuego para consumir a estos malvados; las llamas devoraron a sus seguidores.
Números 16:35 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Enseguida descendió fuego del Señor y quemó a los doscientos cincuenta hombres que estaban ofreciéndole incienso. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 También salió fuego de delante de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces un fuego ardiente salió del Señor y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces brotó un fuego de Dios que devoró a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso. La Biblia Textual 3a Edicion Y salió fuego de YHVH que consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Salió un fuego de Yahveh y abrasó a los doscientos cincuenta hombres que habían ofrecido el incienso. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y salió fuego de Jehová, y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso. |
Cayó del cielo fuego para consumir a estos malvados; las llamas devoraron a sus seguidores.
Nuestro Dios, con rugir de trueno se acerca; todo lo destruye con fuego a su paso, y en torno suyo ruge la tormenta.
Setenta de los sabios consejeros de Israel estaban allí junto con Jazanías, hijo de Safán, rindiendo homenaje a las imágenes y las esculturas. Cada uno de ellos tenía un incensario, así que había una espesa nube de humo sobre sus cabezas.
Traigan incensarios con incienso. Un incensario para cada hombre, doscientos cincuenta en total. También Aarón estará aquí con el suyo.
era incitar al pueblo a una rebelión contra Moisés. En dicha rebelión participaron doscientos cincuenta varones, todos miembros principales del consejo y personas de renombre en el pueblo.
Todo el pueblo de Israel huyó gimiendo, temeroso de que la tierra también se los tragara a ellos.
Pero alcanzaron a morir catorce mil setecientas personas (además de los que habían muerto el día anterior con Coré).
Pero Nadab y Abiú murieron delante del Señor en el desierto del Sinaí, porque utilizaron un fuego diferente al que Dios les había indicado. Y como no tenían hijos, sólo quedaron Eleazar e Itamar para ayudar a su padre Aarón.
Cualquiera que trate de hacerles daño, morirá víctima de las llamaradas de fuego que brotan de la boca de aquellos dos personajes.