Pidieron carne y les mandó codornices, y les dio maná: pan del cielo.
Números 11:31 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 El Señor envió un viento que arrastró codornices de la ribera del mar, y las dejó caer en el campamento y en todos sus alrededores. Había codornices en todas direcciones, a distancia de un día de camino, y hasta casi un metro de altura. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y vino un viento de Jehová, y trajo codornices del mar, y las dejó sobre el campamento, un día de camino a un lado, y un día de camino al otro, alrededor del campamento, y casi dos codos sobre la faz de la tierra. Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora bien, el Señor envió un viento que trajo codornices desde el mar y las dejó caer por todo el campamento. Había codornices por kilómetros en todas las direcciones, volando como a un metro del suelo. Biblia Católica (Latinoamericana) Empezó a soplar un viento: venía de Yavé. El viento venía del mar y arrastraba codornices, las que dispersó por el campamento y sus alrededores hasta un día de camino. Las había por todo el derredor del campamento formando una capa de dos codos. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces llegó un viento de YHVH que trajo codornices desde el mar, y las arrojó sobre el campamento, como un día de camino por una parte y un día de camino por la otra, a casi dos codos de altura sobre la superficie de la tierra.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces se levantó un viento enviado por Yahveh que trajo codornices de la parte del mar y las dejó caer sobre el campamento, en una extensión como de un día de camino por una parte y como de un día de camino por otra, en derredor del campamento, y con un espesor de casi dos codos sobre la superficie del suelo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y salió un viento de Jehová, y trajo codornices del mar, y las dejó sobre el campamento, un día de camino a un lado, y un día de camino al otro lado, en derredor del campamento, y casi dos codos sobre la faz de la tierra. |
Pidieron carne y les mandó codornices, y les dio maná: pan del cielo.
Hace que las nubes se levanten sobre la tierra; envía el relámpago con la lluvia y libera al viento de sus depósitos.
Moisés levantó la vara y el Señor hizo que un viento oriental soplara todo aquel día y toda la noche. A la mañana siguiente, el viento oriental había traído las langostas.
El Señor envió un viento fuerte de occidente que hizo que las langostas fueran a dar al Mar Rojo, de modo que no quedó una sola langosta en Egipto.
Pero el Señor sopló, y las aguas los cubrieron. Se hundieron como plomo en medio de las aguas.
Aquella tarde llegó una gran cantidad de codornices y cubrió el campo. Al día siguiente, todo el desierto, alrededor del campamento, amaneció mojado de rocío,
Entonces Moisés regresó al campamento acompañado de los ancianos de Israel.